El próximo 2 de junio, el estado de Morelos elegirá a su próxima gobernadora, quien deberá hacerle frente a la estela de violencia e impunidad que ha caracterizado a la administración de Cuauhtémoc Blanco Bravo.
Con apenas cuatro mil 941 kilómetros cuadrados de superficie, en 2023 Morelos fue el escenario de 355 sucesos que la organización Causa en Común califica como atrocidades. Torturas, asesinatos de mujeres con crueldad extrema, descuartizamientos y masacres son algunos de los episodios que resaltan en este catálogo.
Múltiples informes y análisis de especialistas coinciden en que el incremento de la violencia en la entidad está íntimamente relacionado con la presencia de grupos criminales que operan bajo el cobijo de las autoridades.
Declaraciones de José Antonio Ortiz Guarneros, titular de la Comisión Estatal de Seguridad (CES), emitidas en abril de 2024 exponen que al menos 16 organizaciones criminales se disputan el territorio de Morelos. Pero, ¿por qué es importante esta entidad para la delincuencia organizada?
Infobae México entrevistó a Alberto Capella, fundador de AC Consultores y excomisionado estatal de Seguridad Pública de Morelos (2014-2018), para conocer los aspectos que hacen de este estado un lugar atractivo para el crimen.
Morelos, un ‘paraíso’ para líderes criminales
Uno de los factores más relevantes en este sentido es su posición geográfica, pues Morelos se ha constituido como un corredor de mercancías que conecta al estado de Guerrero con la Ciudad de México y el Estado de México. Cuenta con una ubicación privilegiada para las actividades ilícitas, pero “no tiene la atención sustancial y la presión de las autoridades” que sí hay en los territorios colindantes.
Aunque se presume que todo el estado se encuentra en disputa —pues no hay una sola organización que tenga un dominio preponderante— un informe de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos expone que en los últimos años la violencia ha estado mayormente concentrada en los municipios al poniente del estado, en una franja que cruza de norte a sur.
“Es muy probable que sea un lugar de tránsito de drogas y armas en cuanto a los municipios rurales, y de disputa de mercados en los municipios urbanos, como Cuernavaca, Jiutepec, Temixco y Xochitepec”, expone el documento.
Sumado a esto, la capital del estado está situada sobre el poliducto Añil-Cuernavaca, donde los grupos delincuenciales roban hidrocarburos.
La ausencia de acciones concretas por parte de las fuerzas de seguridad contribuyó también a que Morelos no sólo fuera una zona de tránsito, sino también de resguardo para cabecillas criminales, de acuerdo con las apreciaciones de Alberto Capella.
“Se convirtió lamentablemente en una zona y un paraíso de descanso para para algunos líderes criminales”, señaló en entrevista.
Aunado a ello, el especialista en temas de seguridad subrayó que la industria turística sería otro de los aspectos que llamó la atención de los jefes criminales en Morelos, pues comenzaron a adquirir ostentosas mansiones y propiedades para lavar dinero.
“La industria de las bodas y eventos familiares o sociales importantes ha provocado grandes inversiones en jardines o salones de eventos” que probablemente se habrían hecho con dinero del crimen organizado.
Asimismo, Capella expone que ha habido “un boom inexplicable de restaurantes” que podría estar ligado a la actividad del crimen organizado. Aunque en Morelos no se ha demostrado oficialmente una conexión directa, el entrevistado mencionó casos como el de Miami en los años 80 o el de Jalisco en la última década como muestras de que la proliferación de este tipo de establecimientos sin motivo aparente suele ser indicador de una importante circulación de recursos ilícitos.
La aparente incursión de los grupos criminales en sectores legales en Morelos quedó expuesta por lo menos desde 2019, cuando el gobernador Cuauhtémoc Blanco fue acusado de haber hecho un pacto con el Comando Tlahuica, grupo criminal supuestamente encabezado por Homero Figueroa Meza, alias ‘La Tripa’, para entregarle el control del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Cuernavaca (SAPAC).
Según documentos filtrados de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el exjefe de la Oficina de la Gubernatura, José Manuel Sanz Rivera, le había prometido anteriormente el control del SAPAC al grupo criminal conocido como Los Rojos, pero el acuerdo habría beneficiado finalmente al Comando Tlahuica. Se estima que el SAPAC recauda al año cerca de 300 millones de pesos por derechos de agua y saneamiento.
Frente a este panorama, Capella considera que la mayor prioridad en Morelos es “regresarle la pulcritud, la honestidad y la voluntad política a quien gobierna el estado y los municipios”, pues la impunidad que han permitido las instituciones de seguridad pública y de procuración de justicia fue el caldo de cultivo idóneo para mantener a la entidad a merced del crimen organizado.