Candelaria Cruz Aguirre, candidata rarámuri a la presidencia municipal de Guachochi, en la sierra de Chihuahua, participó en el debate en el cual decidió hablar en su lengua materna, sin embargo, el Instituto Estatal Electoral de Chihuahua (IEE) no proporcionó un intérprete, por lo que el mensaje de la abanderada del Partido Verde se vio limitado.
La situación despertó fuertes críticas contra las autoridades estatales pues quedó en evidencia que no se adoptaron medidas necesarias para garantizar la inclusión y participación de comunidades indígenas.
Cruz Aguirre, originaria de la comunidad de Norogachi, señaló que aceptó la candidatura a la presidencia municipal pues su objetivo es apoyar a la población tarahumara, principalmente a las mujeres, para quienes desea instalar un centro de ventas de artesanías con mejores condiciones.
La abanderada rarámuri tiene cuatro hijos mayores de edad y todos ellos se han visto en la necesidad de dejar su pueblo para buscar trabajo en la zona fronteriza, por lo que es urgente mejorar las condiciones de vida en Guachochi.
📢 ¿Transparencia y acceso para todos? 🤔
— En3y2 (@En3y2_) May 21, 2024
🌟 Candelaria Cruz Aguirre, candidata a la presidencia municipal de Guachochi, Chihuahua, se destacó en el debate al hablar en su lengua materna. 🗣️✨ Pero... ¡espera un momento! 😲
⚠️ El IEE de Chihuahua no proporcionó intérprete… pic.twitter.com/0435EfojTf
También tiene el objetivo de instalar una oficina de apoyo a personas de la comunidad rarámuri que requieren atención médica especializada y tienen que trasladarse, sin recursos, a las ciudades de Parral o Chihuahua.
La candidata lamentó que las tradiciones de la comunidad tarahumara se están perdiendo. De ganar la presidencia, indicó que buscará a los gobernadores de las comunidades indígenas para preservar sus costumbres.
También se pronunció por implementar campañas de recolección de alimentos para apoyar a la gente que vive en la Sierra Tarahumara.
Cuál es la zona tarahumara
Los rarámuri, conocidos como los tarahumaras, se llaman a sí mismos “corredores a pie”. Este grupo indígena vive en la Sierra Madre Occidental, principalmente en Chihuahua, el suroeste de Durango y Sonora.
Además de los rarámuri, en esta región también habitan los tepehuanes, pimas, guarojíos y mestizos.
El territorio, conocido como la Sierra Tarahumara, se extiende en elevadas montañas y profundas barrancas, alcanzando alturas entre 2,000 y 3,000 metros sobre el nivel del mar. Geográficamente, se divide en Alta y Baja Tarahumara.
Este grupo vive en comunidades dispersas, tanto en rancherías como en pueblos localizados en los municipios de Guadalupe y Calvo, Morelos, Balleza, Guachochi, Batopilas, Urique, Guazaparez, Moris, Uruachi, Chínipas, Maguarichi, Bocoyna, Nonoava, Carichí, Ocampo, Guerrero y Temósachi.
A los mestizos, los rarámuri los denominan “chabochi”, que significa “los que tienen barbas”, y a quienes conviven y comparten su cultura los nombran “napurega rarámuri”.
La cultura rarámuri se ha mantenido fuerte a lo largo de los años, y su nombre refleja su identidad y modo de vida. La etimología de “rarámuri” proviene de las raíces “rara” (pie) y “muri” (correr), siendo para ellos sinónimo de personas o humanos. Destacan en actividades como la agricultura y la elaboración de artesanías, contribuyendo a la economía de la región.
La Sierra Tarahumara no solo es significativa por su geografía y biodiversidad, sino también por el hogar que le brinda a este grupo indígena. La combinación de montañas y barrancas, junto con una cultura viva y ancestral, hace de la Sierra Tarahumara un espacio único en México y un importante centro de estudio y preservación cultural.Antecedentes históricos.
El impacto de la colonización española en el territorio y forma de vida de los tarahumaras y otros pueblos indígenas del estado de Chihuahua fue significativo, marcando un periodo de cambios culturales y económicos profundos en la región.
Hacia 1607, los jesuitas establecieron una misión en el Valle de San Pablo, hoy conocido como Balleza; no obstante, la tarea evangelizadora fue interrumpida por la rebelión de los tarahumaras y tepehuanes en 1620. Publicado por Infobae, esta rebelión obligó a los misioneros a reanudar su labor hasta 1639 con la misión de San Felipe de Jesús.