Jorge Gil, periodista especializado en espectáculos, ha estado alejado de la vida pública desde hace años. No obstante, tras el estreno de la serie ¿Quién lo mató? donde se relata de forma ficcionada el asesinato de Paco Stanley, el nombre del comunicador volvió a colocarse en tendencia.
En este proyecto que ha resultado sumamente polémico desde su anuncio, Diego Boneta es quien da vida al reportero.
¿Cuál era la relación de Jorge Gil con Paco Stanley?
Según el libro de Gil, titulado Mi Verdad, los hechos ocurrieron el 7 de junio de 1999, tras concluir su participación en el programa Sello de Mujer. En esa tarde, Stanley, junto con Jorge Gil, su asistente Jorge Gascón y Mario Bezares, fueron a comer al restaurante El Charco de las ranas. En el lugar, Stanley ordenó carne en chile pasilla con frijoles y totopos, acompañada de agua de tamarindo, mientras que Gil y Bezares optaron por huevos estrellados con chilaquiles.
Uno de los aspectos más comentados en el caso de Stanley fue la comida. En su libro, Gil relata que en un momento dado, Bezares recibió una llamada mientras se encontraba en el restaurante. Tras contestar, se excusó alegando que la comida le había caído mal y se dirigió al baño.
“Esa decisión de ir al baño, junto con el hecho de no haber salido del restaurante, fue lo que le salvó la vida a Bezares”, asegura Gil en su obra.
Jorge Gil detalla que “aquella tarde del 7 de junio de 1999, después de salir del programa, Stanley, Gascón, Bezares y yo fuimos a comer juntos”. Poco después, la situación se tornó trágica. Stanley fue asesinado frente al establecimiento, en un suceso que conmocionó al país.
El periodista recuerdó en su libro que momentos antes de los sucesos, todo parecía transcurrir con normalidad.
“Estábamos disfrutando de la comida cuando, de repente, Bezares recibió esa llamada. En cuanto colgó, se levantó y fue al baño”, narra Gil. A su regreso, ya se habían desencadenado los hechos que llevaron al asesinato de Paco Stanley.
Mario Bezares, debido a su ausencia en el momento exacto del ataque, se convirtió en uno de los principales testigos de los eventos. “La llamada y su posterior ida al baño resultaron ser determinantes en su suerte”, subrayó Gil, quien dedicó varios capítulos de su libro a explorar las diversas implicaciones y sospechas surgidas a partir de entonces.