El Museo Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México, es reconocido por su impresionante colección de murales realizados por destacados artistas mexicanos, como Diego Rivera, Rufino Tamayo, José Clemente Orozco, Roberto Montenegro, Manuel Rodríguez Lozano y David Alfaro Siqueiros. Cada una de estas obras refleja la rica historia y cultura de México, además de que los muralistas plasmaron aspectos políticos, sociales y culturales del país.
La Secretaría de Cultura federal y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) presentaron el proyecto Transposiciones el pasado 18 de mayo, en el marco del Día Internacional de los Museos a través del Museo Palacio de Bellas Artes. La iniciativa es parte de Muralismo desbordado Vol. 2: Poliangular, el cual consiste en un laboratorio de experimentación multidisciplinaria inspirado en el movimiento muralista mexicano.
“Este proyecto nace el año pasado, se llama ‘Muralismo desbordado’. Para la versión del 2024 quisimos invitar artistas contemporáneos que desde la interdisciplina pudieran generar este diálogo con prespectiva crítica con la colección permanente. Y al invitar a Julieta Gil que trabaja el arte digital, surge la idea de generar simulaciones con ciertos repertores de la historia de estos murales”, explicó Brian Smith Hudson, curador asociado.
Transposiciones, por Julieta Gil, fue realizada en colaboración con Pablo Martínez. Se trata de la primera activación desarrollada específicamente para el museo.
La artista mexicana a partir de modelados y animaciones 3D lleva a la audiencia a un experiencia inmersiva, e la cual muestra los recintos que albergaron alguna vez tres de los murales más representativos del Museo Palacio de Bellas Artes. Alegoría del viento (1928), de Roberto Montenegro; Carnaval de la vida mexicana (1936), de Diego Rivera; y La piedad en el desierto (1942), de Manuel Rodríguez Lozano.
“El de Diego Rivera por ejemplo, que es el ‘Carnaval de la vida mexicana’ se pintó para el Antiguo Hotel Reforma, el de Roberto Montenegro se pintó en el Antiguo Colegio de San Pedro y San Pablo. Y ‘La Piedad en el desierto’ se pintó en la Penitenciaría de Lecumberri”, indicó Gil.
De acuerdo al museo y a Julieta Gil, esta práctica se desarrolla en tres partes: “Detrás”, “Conglomerado” y “Los palacios son siempre palimpsestos”, y se llevarán a cabo en diferentes espacios del recinto.
Por su parte, Pablo Martínez detalló los retos que enfrentaron al momento de la creación, él fue quien se encargó de la sonorización. “El desarrollo de la pieza es por parte de Julieta y me invita a colaborar, de mi parte es un acompañamiento. Uno de los retos es un componente más técnico, que e stratar de traer fragmentos de esos edificios y convertirlos en objetos 3D”.
Con la obra es posible recorrer parte de la historia de México y de los muralistas, para vivir la experiencia es necesario acceder con los códigos QR distribuidos en el vestíbulo y área de murales, así como en la página web del museo.
“Nos resultó interesante explorar ese concepto, de que estos murales formaron parte de otras arquitecturas y luego llegaron aquí. Nos interesa rastrear toda esa historia”, explicó Julieta Gil.
Transposiciones es una propuesta que replantea las metodologías de investigación y la concepción de lo que es el patrimonio. Asimismo invita a cuestionar el origen y el objetivo de los monumentos, así como a identificar su significado en el espacio público.
Al ver interactuar a la gente con los murales y dejarse llevar por la experiencia la historia cobra vida. Un claro ejemplo sucedió cuando un pequeño niño acompañado de su mamá accedieron al espacio digital por medio de una tableta. Quienes se sorprendieron al ver en realidad aumentada los muros a los que pertenecía Carnaval de la vida mexicana, al mismo tiempo que escuchaban la voz de Diego Rivera, explicando qué es el arte.
Aquel momento deja en claro que este tipo de iniciativas fomentan a la audiencia investigar e involucrarse más con la hsitoria del arte en México.