Las pandillas en Estados Unidos han evolucionado de simples grupos delictivos locales a socios clave de los cárteles mexicanos en el tráfico de fentanilo, un opioide sintético que ha causado una crisis de salud pública en Norteamérica. Estas alianzas han fortalecido las operaciones de los cárteles, quienes encuentran en las pandillas la infraestructura necesaria para distribuir el fentanilo en territorio estadounidense.
De acuerdo con el “National Drug Threat Assessment 2024″, elaborado por la Agencia de Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos, la influencia de los cárteles mexicanos, específicamente el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), ha eliminado prácticamente toda competencia en el tráfico de fentanilo hacia territorio estadounidense.
Estos dos cárteles mexicanos han desarrollado complejas redes de distribución y producción que abarcan desde la adquisición de precursores químicos en China hasta la distribución en las calles del país vecino, optando por métodos avanzados y tácticas para garantizar su dominio en este mercado lucrativo.
Controlan laboratorios clandestinos en México donde producen fentanilo en grandes cantidades, ya sea en forma de polvo o en píldoras falsificadas que emulan medicamentos de prescripción legítimos.
Los cárteles emplean túneles transfronterizos, así como métodos tradicionales de contrabando en vehículos particulares, camiones y hasta drones. Al establecer “hubs” de distribución en ciudades clave a lo largo de la frontera suroeste y dentro del mismo territorio estadounidense, estos cárteles han logrado distribuir fentanilo de manera eficiente en cada uno de los 50 estados.
La cooperación con organizaciones de lavado de dinero en China ha permitido a estos cárteles manejar grandes sumas de dinero de manera efectiva, ocultando sus ganancias ilícitas.
Provecho de las pandillas callejeras
Hace un tiempo la DEA comenzó a realizar la operación “Last Mile,” enfocada en desarticular redes de distribución de drogas vinculadas al CDS y al CJNG dentro de las comunidades estadounidenses.
Esta operación ha revelado una estrecha colaboración entre estos cárteles y pandillas callejeras, que actúan como sus principales distribuidores en el país.
Durante la investigación, se confirmó que los cárteles utilizan pandillas violentas y grupos criminales locales para inundar las comunidades con fentanilo y metanfetamina. Estas organizaciones delictivas menores juegan un rol crucial en la distribución de estas drogas letales desde las principales ciudades hasta los barrios, vendiendo tanto en las calles como a través de plataformas de redes sociales.
Se tiene documentado que ambos cárteles mexicanos recurren a modernas plataformas de comunicación y aplicaciones de mensajería encriptada, como WhatsApp, Telegram y Signal, con las que logran coordinar las transacciones de drogas, el pago por ellas y la entrega de los mismos de forma casi invisible para las agencias de seguridad.
Las pandillas juegan un papel crucial en la seguridad de las rutas de distribución, utilizando su conocimiento del territorio y su capacidad para ejercer violencia.
Los resultados de la Operación “Last Mile” hasta la fecha han sido significativos. En colaboración con organismos de ley a nivel federal, estatal y local, la DEA ha llevado a cabo 1,436 investigaciones, arrestando a 3 mil 337 individuos y confiscando casi 44 millones de pastillas de fentanilo, más de 6 mil 500 libras de fentanilo en polvo, más de 91 mil libras de metanfetamina, además de 8 mil 497 armas de fuego y más de 100 millones de dólares en efectivo.
Estos esfuerzos han permitido retirar de las calles estadounidenses aproximadamente 193 millones de dosis letales de fentanilo, previniendo así innumerables muertes por envenenamiento por drogas, según el informe más reciente.
Una publicación de la DEA en el 2018 señalaba que: “Aunque las asociaciones entre los cárteles y las bandas son muchas y variadas, la mayoría de ellas son de naturaleza personal e individualista, e implican relaciones entre familiares, amigos o compañeros de prisión, y no un contrato entre la banda en su conjunto y un cártel en específico”.
Aunque en el informe de 2024 no dio una lista de las pandillas involucradas, en el 2018 se tenían localizadas algunas que trabajaban para el Cártel de Sinaloa, entre ellas: Aryan Empire, Aryan Nations, Bloods, Border Brothers, Crips, Florencia, Gangster Disciples, Hells Angels, Mexican Mafia, Mongols, MS-13, Norteños, OMGs, Sureños y Vagos.
Impacto en la salud
Sin embargo, el documento de la DEA destaca que el fentanilo ha causado en Estados Unidos la peor crisis de muertes por drogas en la historia del país. Este opiáceo sintético, hasta 50 veces más potente que la heroína, responde por el mayor número de fallecimientos por envenenamiento con drogas.
En 2022, los opioides sintéticos estuvieron involucrados en 74 mil 225 muertes por drogas, lo que representó el 68% del total de fallecimientos por envenenamiento con drogas ese año.
Ante esta alarmante situación, la DEA ha implementado varias iniciativas para enfrentar a estos poderosos cárteles. Mediante el “Operation Overdrive”, se han enfocado en arrestar a los narcotraficantes más violentos y en desmantelar sus redes de distribución.
En una segunda fase de esta operación, entre febrero y julio de 2023, resultaron arrestados más de 1,200 distribuidores violentos de drogas, de los cuales más de la mitad eran miembros de pandillas. Simultáneamente, la DEA ha centrado sus esfuerzos en elevar la conciencia pública sobre los riesgos letales de fentanilo, con campañas de sensibilización como “One Pill Can Kill”.
A pesar de estos esfuerzos, los cárteles mexicanos siguen adaptándose y muchas veces evaden las contramedidas de las autoridades. El continuo flujo de fentanilo y su presencia en el mercado estadounidense resalta la necesidad de seguir innovando en tácticas de lucha contra el narcotráfico.