El municipio de Chicomuselo se ubica a poco más de 30 kilómetros de la línea que divide a México de Guatemala. Su ubicación, por sí misma, convierte a esta demarcación en un territorio de alto interés para el crimen organizado, pues representa una entrada a las rutas del tráfico de drogas y personas que hay en el país. Sin embargo, este lugar tiene una peculiaridad que lo convierte en un objeto de deseo para grupos delictivos.
Chicomuselo forma parte de una región minera en la que hay presencia de titanio, cromo, níquel, oro y plata, pero en su territorio alberga uno de los más grandes asentamientos de barita en todo el mundo: la mina La Revancha.
Barita, el tesoro que Chicomuselo esconde bajo tierra
La barita —o sulfato de bario (BaSO₄)— es un mineral que puede ser útil para la industria de la pintura, la fabricación de vidrio y el sector automotriz. No obstante, su principal uso se da en la extracción de hidrocarburos.
Específicamente, este mineral sólido juega un papel importante en el proceso de perforación del subsuelo mediante el sistema de pozos. Este método contempla la introducción de un barreno —instrumento de acero que funciona como una broca de taladro— en el suelo para llegar a la capa en la que se encuentra el hidrocarburo.
Para evitar que la perforación sufra modificaciones o derrumbes, el personal a cargo inyecta un ‘lodo’ compuesto por varios aditamentos. Cuando a esa mezcla de fluidos se añade la barita, se reduce el riesgo de que el gas, el aceite o el agua presentes en el subsuelo obstruyan el proceso.
Datos de la Secretaría de Economía exponen que la barita constituye cerca del 40% de los componentes de este lodo de perforación. Por tal motivo, el 95% de la producción de este mineral se destina a dicha actividad.
Mina La Revancha, codiciada durante décadas
Desde 2006, esta mina de barita —ubicada entre los ejidos Nueva Morelia y Grecia— fue altamente codiciada por la empresa canadiense Blackfire Exploration Ltd. En ese año adquirió la concesión para efectuar la explotación del mineral y dos años más tarde comenzó con los trabajos.
La compañía extranjera compró tierras a bajo costo a algunos ejidatarios de la zona para construir una carretera, bodegas y dormitorios para sus empleados. Debido a que estos trabajos no contaban con la aprobación de la población, los inconformes realizaron múltiples protestas tanto en Chiapas como en la Ciudad de México.
En ese contexto fue asesinado Mariano Abarca Roblero, líder del movimiento anti minero y uno de los principales representantes de la Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA). Dos hombres armados llegaron a su casa y lo ejecutaron a tiros el 27 de noviembre de 2009.
La mina fue clausurada y casi un año después, en octubre de 2010, los defensores del territorio chiapaneco lograron que el Poder Judicial de la Federación impusiera una suspensión a los trabajos en la mina hasta que Blackfire cumpliera las regulaciones ambientales correspondientes.
Las labores para extrar barita se detuvieron hasta septiembre de 2022, cuando miembros del Movimiento en Defensa de la Vida y el Territorio denunciaron la presencia de empresas y personas interesadas en reanudar la explotación.
CJNG asume control sobre la mina
El 16 de octubre de ese año, una caravana de camiones de carga ingresó a la cabecera municipal de Chicomuselo y se dirigió a la zona de extracción de barita. Para mayo de 2023, las denuncias señalaban que la maquinaria en Nueva Morelia era custodiada por hombres fuertemente armados que se identificaron como miembros del Maíz, un brazo armado del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG). Su argumento fue que se encargarían de retirar el mineral que la empresa Blackfire había dejado en un almacén.
Además de la inseguridad que genera entre la población la presencia de estos pistoleros, existen denuncias respecto al impacto que el saqueo de barita tiene en un manantial de agua que abastece a los habitantes.
La organización comunal decidió no enfrentar al CJNG ante la posibilidad de que se desatara una confrontación armada. El cártel de las cuatro letras mantuvo sus labores de extracción hasta finales de 2023, cuando células del Cártel de Sinaloa comenzaron a avanzar por el territorio.
En septiembre de ese año, sicarios que se presentaron como gente de Ismael ‘El Mayo’ Zambada disolvió los bloqueos carreteros del CJNG en La Trinitaria-Comitán y Trinitaria-Chamic.
Las tensiones por la disputa entre ambos grupos criminales incrementaron hasta que el 4 de enero de 2024 se suscitó en Chicomuselo un enfrentamiento con un saldo de casi 20 muertos. Las balaceras se mantuvieron por al menos diez días, por lo que decenas de habitantes de Chicomuselo, La Concordia y Socoltenango decidieron abandonar sus hogares. Algunos pobladores pudieron refugiarse en albergues, pero la mayoría encontró resguardo con familiares de municipios vecinos.
Datos compartidos por el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas refieren que en este éxodo masivo hubo cerca de dos mil 300 personas desplazadas.
Por su lado, el CJNG estableció un retén de vigilancia en la entrada de Nuevo Morelia para evitar que el Cártel de Sinaloa pueda arrebatarle el control de dicho territorio y de la mina. Por si este asedio fuera poco, durante los primeros días de mayo se registraron nuevos ataques del grupo Maíz en contra de la población civil.
El 13 de mayo, un comando de sicarios se adentró en el ejido y masacró a 11 personas, de las cuales al menos siete serían familiares de Ignacio López, un catequista que se negó a trabajar para el crimen organizado.