La Zona Metropolitana del Valle de México, un área urbana densamente poblada y vibrante, se enfrenta nuevamente a una contingencia ambiental que ha puesto en alerta a sus habitantes. Desde el pasado 13 de mayo, la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) declaró la fase 1 de contingencia ambiental debido a niveles preocupantes de ozono en el aire, alcanzando entre 157 y 175 partes por billón (ppb) en diversas estaciones.
Esta situación no solo representa un riesgo para la salud pública, sino que también plantea interrogantes sobre cómo protegernos eficazmente. Ya que se debe tener atención especial a los grupos vulnerables, como niños y adultos mayores.
En un contexto marcado por la pandemia de COVID-19, la atención se dirige hacia la eficacia del cubrebocas no solo para prevenir la propagación de virus, sino también para contrarrestar los efectos adversos de la contaminación atmosférica.
Según la empresa suiza IQAir, especializada en tecnología y protección contra los contaminantes del aire, los cubrebocas juegan un papel crucial en la protección contra los riesgos ambientales y las infecciones respiratorias.
Las pruebas sugieren que los cubrebocas son altamente efectivos en entornos con alta exposición a contaminantes atmosféricos y agentes infecciosos transmitidos por el aire, como los espacios compartidos.
Cubrebocas más eficaces
Sin embargo, no todos los cubrebocas son iguales en su capacidad para contrarrestar los efectos de la contaminación. Algunos pueden ser ineficaces contra las partículas más peligrosas, como las PM2.5, que representan un riesgo significativo para la salud respiratoria.
La contaminación atmosférica puede presentarse en diversas formas, con componentes como dióxido de azufre, monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno, ozono y partículas suspendidas PM10 y PM2.5. Son estas últimas, las PM2.5, las que representan un mayor riesgo, ya que su tamaño diminuto les permite penetrar profundamente en los pulmones e incluso ingresar al torrente sanguíneo, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos.
Para protegerse de estas partículas contaminantes y de posibles infecciones respiratorias, se recomienda el uso de cubrebocas clasificados como N90, N95 o N99, que indican el porcentaje de partículas finas (hasta 0.3 micras) que pueden bloquear.
Cubrebocas como KN95, FFP2 o N95 son considerados como las mejores opciones para enfrentar la contaminación por partículas y proteger la salud respiratoria en entornos urbanos afectados por la mala calidad del aire.
Ante esta realidad, es fundamental que los habitantes del Valle de México tomen medidas proactivas para proteger su salud respiratoria.
Además del uso de cubrebocas adecuados, se recomienda evitar actividades al aire libre durante períodos de alta contaminación, utilizar filtros de aire en espacios interiores y contribuir activamente a la reducción de emisiones contaminantes, ya sea mediante el uso de transporte público o compartido, o la adopción de prácticas más sostenibles en el hogar y en el trabajo.