La crisis del Sistema Cutzamala se agudiza pues su nivel de llenado ya está por debajo del 30%, de acuerdo con el último reporte de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), sin embargo, se espera que la temporada de lluvias que está por iniciar ayude a mitigar la escasez del líquido.
Según los datos proporcionados por el Organismo de Cuenca Aguas del Valle de México (OCAVM), al 13 de mayo, el porcentaje de llenado del Cutzamala descendió al 29.79%, con una disponibilidad de 233.10 millones de metros cúbicos de agua. Esta cifra representa una disminución de 8.11 millones de metros cúbicos en comparación con la semana anterior.
El Cutzamala es el encargado de abastecer al menos el 20% del agua potable que se consume en la Ciudad de México y el área metropolitana, por lo que Conagua ha echado mano de pozos profundos en la zona de Zumpango, Lerma y la CDMX, sin embargo, los expertos advierten que estos acuíferos se someten a una sobreexplotación.
Es importante resaltar que el Día Cero, del que tanto se habla, como consecuencia de la severa sequía que atraviesa el país, no se puede predecir con exactitud, pues la Conagua ha recurrido a otros acuíferos cercanos al Valle de México, no obstante, la disponibilidad del líquido podría ser menor.
La situación se agrava al considerar el estado individual de los tres principales embalses que conforman este sistema. La presa de Villa Victoria registra el nivel más bajo con solo un 25.51% de su capacidad, seguida por Valle de Bravo con un 27.54% y la presa El Bosque, que se encuentra en una situación relativamente mejor, con un 38.10%. Este escenario marca un camino hacia el octavo mes consecutivo de mermas en los niveles de almacenamiento, siendo la última vez que se registraron aumentos en septiembre de 2023.
La disminución sostenida en los niveles de almacenamiento del Sistema Cutzamala no solo refleja los desafíos inmediatos en cuanto a la gestión del agua en la región, sino que también subraya la vulnerabilidad de este sistema crítico frente a las variabilidades climáticas y la imprevisibilidad asociada a la Temporada de Huracanes.
La combinación de un almacenamiento decreciente y la proximidad de fenómenos climáticos potencialmente adversos, coloca a las autoridades y a la población en un estado de alerta. Las estrategias de conservación de agua y los planes de contingencia serán fundamentales para navegar los próximos meses, donde la esperanza de recuperación se encuentra en las precipitaciones que puedan acompañar la temporada de huracanes.
En general, México experimenta un promedio anual de precipitación en torno a los 777 mm. Sin embargo, este promedio puede oscilar desde menos de 300 mm en algunas zonas desérticas del norte hasta más de 3000 mm en algunas áreas tropicales del sur y sureste.
La temporada de lluvias en México se extiende principalmente de mayo a octubre, con variaciones dependiendo de la localidad.
La sequía que atraviesa México en los últimos años ha alcanzado niveles críticos en varias regiones del país, afectando gravemente a la agricultura, el suministro de agua potable y la generación de energía hidroeléctrica. Se ha observado una disminución significativa en la disponibilidad de agua en embalses y presas, lo que ha llevado a restricciones de agua en varios estados. Las zonas más afectadas incluyen el norte y el noroeste de México, aunque la sequía también ha impactado a áreas del centro y sur del país.
La situación ha sido exacerbada por temperaturas más altas de lo normal y por patrones de precipitación cambiante. Las consecuencias de esta sequía prolongada incluyen pérdidas en la producción agrícola, afectaciones a la biodiversidad, incremento en incendios forestales y una presión creciente sobre los recursos hídricos urbanos. Ante este escenario, se han implementado diversas medidas de gestión y conservación del agua, aunque sigue siendo un desafío significativo para el país.