En la búsqueda de tesoros culinarios los cuáles están dispersos en todo el país, en la alcaldía Milpa Alta de la CDMX, yace un pueblito el cuál está a cargo de producir el mole más sabroso que puede comerse en la metrópoli y que se encarga de producir más del 90% que se distribuye por toda la metrópoli.
El mole, con su complejidad de sabores y variedad de ingredientes, tiene raíces profundas en la historia mexicana. Originalmente conocidas como mulli, las salsas de chiles se han transformado a lo largo de los siglos en el mole que conocemos hoy, con recetas que varían significativamente de una región a otra. San Pedro Atocpan es especialmente reconocido por su mole almendrado, un producto destacado hecho con hasta 28 ingredientes distintos y cuya preparación sigue métodos tradicionales heredados de generación en generación.
En Milpa Alta, territorio que alberga a San Pedro Atocpan, el 90% de la comunidad depende económicamente de la elaboración de mole, evidenciando no solo la importancia cultural, sino también económica de este platillo para la región. La producción local alcanza las 28,000 a 30,000 toneladas anuales, consolidando a San Pedro Atocpan como el principal distribuidor de mole en la Ciudad de México. Hacia mediados del siglo XX, la iniciativa de una familia de comercializar el mole en el mercado de La Merced marcó el inicio de la expansión del mole de San Pedro Atocpan más allá de las festividades locales y hacia el reconocimiento nacional e internacional.
La Parroquia de San Pedro Apóstol otorga al poblado no solo su nombre sino también una dimensión histórico-cultural con la celebración de su fiesta patronal en junio. Sin embargo, es la Feria Nacional del Mole la que cada octubre pone a San Pedro Atocpan en el mapa gastronómico mundial, celebrando la herencia y la innovación culinaria que esta comunidad aporta a la rica gastronomía mexicana.
Desde 1979, la Feria Nacional del Mole se ha establecido como una celebración imprescindible en San Pedro Atocpan, Ciudad de México, para honrar uno de los platillos más emblemáticos de México: el mole. Este evento gastronómico, celebrado anualmente en octubre, resalta la diversidad y riqueza cultural de este platillo, cuyas recetas datan de la época prehispánica y han evolucionado para convertirse en símbolo de la tradición culinaria mexicana.
¿Qué es el mole?
El mole es un platillo tradicional mexicano reconocido por su rica complejidad de sabores y su profunda historia que se extiende a través de generaciones. Se caracteriza por su salsa, la cual es una mezcla intrincada de ingredientes que puede variar significativamente entre las diversas recetas, pero comúnmente incluye chiles, especias, frutas, nueces y un elemento distintivo: el chocolate. Esta combinación crea un equilibrio único entre sabores dulces, salados, ácidos y picantes, convirtiendo al mole en un símbolo de la gastronomía mexicana.
Existen varias versiones de mole, siendo algunas de las más conocidas el mole poblano, el mole negro oaxaqueño, el mole verde y el mole amarillo, entre otros. Cada tipo representa la diversidad culinaria de las diferentes regiones de México y refleja la herencia cultural de sus comunidades. Por ejemplo, el mole poblano, originario del estado de Puebla, es probablemente el más icónico y se sirve comúnmente sobre carne de pollo, mientras que el mole negro de Oaxaca es conocido por su profundo color oscuro y riqueza de sabor.
El proceso de elaboración del mole es considerado un arte que requiere paciencia y dedicación, ya que algunos estilos pueden llevar más de 20 ingredientes y varias horas de preparación. Además de su reconocimiento nacional, el mole ha ganado notoriedad internacional, siendo celebrado y disfrutado en diversas partes del mundo como un platillo que encapsula la esencia de la cocina mexicana.
Su presencia en celebraciones y festividades, como el Día de Muertos y bodas, subraya su papel como elemento fundamental de la identidad y tradición culinaria de México. La UNESCO ha incluido a la cocina tradicional mexicana, con el mole como uno de sus estandartes, en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, resaltando su importancia cultural y gastronómica a nivel global.