Roberto Gómez Bolaños, recordado principalmente por sus icónicos personajes de El Chavo del 8 y El Chapulín Colorado, se adentró igualmente en el mundo del cine a través de proyectos que se alejaban de su usual comedia de humor blanco.
Entre sus obras cinematográficas donde se desempeñó como productor, destaca Elisa antes del fin del mundo, una película de 1997 que aborda problemáticas sociales y familiares en el México de los años 90, alejándose notablemente de los tonos humorísticos y festivos característicos del universo de “Chespirito”.
Este filme, dirigido por Juan Antonio de la Riva y producido bajo el sello de Televicine, filial de Televisa, se ha convertido en una cinta de culto dentro del nuevo cine mexicano.
La trama de Elisa antes del fin del mundo se centra en la historia de una familia de clase media, radicada en lo que era conocido como el Distrito Federal, sumida en una grave crisis financiera derivada del llamado “error de diciembre” de 1994, situación real que sacudió el tejido económico y social de México en esa época.
Los personajes principales, interpretados por Susana Zabaleta y Dino García, reflejan los desafíos y penurias que enfrentaronn las familias a causa de la precariedad económica, en una narrativa que entrelaza el drama social con la perspectiva de su hija “Elisa”, papel desempeñado por Sherlyn, quien es muy recordada en dicha película por su pensamiento de que “en el futuro sólo sobrevivirán las cucarachas”.
Este último personaje, desde su inocencia infantil, imagina escenarios catastróficos para la humanidad, derivados de la crisis económica que asola a su familia y a su entorno.
La trama se enriquece con la introducción de personajes secundarios, como “Miguel”, Imanol Landeta, y “Paco”, Rubén Rojo Aura, un niño rebelde que introduce una pistola en la historia, lo que lleva a los jóvenes personajes a una serie de eventos trágicos, incluyendo crímenes sangrientos.
Esta representación de niños involucrados en actos delictivos y la exploración de temas sociales crudos le valió a la película una nominación al Premio Ariel, además de ser destacada como una pieza clave en el auge del cine mexicano de finales de los años 90.
La película que formó parte de la oleada del “nuevo cine” nacional mostró escenarios del entonces DF, como la Plaza Río de Janeiro, en la Colonia Roma, histórica colonia de la capital, construida a partir de principios del siglo XX en una zona ubicada cerca del centro de la ciudad.
A principios del siglo XX, específicamente en los últimos años del Porfiriato, la Colonia Roma de la Ciudad de México se consolidó como un exclusivo enclave para la clase alta. Dicho sector se caracterizó por la construcción de residencias de lujo y palacetes, los cuales reflejaban la opulencia y el deseo de modernidad de sus habitantes. Sin embargo, con el tiempo, este distrito perdió relevancia ante el surgimiento de nuevos fraccionamientos que respondían a las contemporáneas demandas de modernización de la sociedad.
Durante la década inicial del siglo XX, la Colonia Roma no solo era sinónimo de elegancia y status social, sino también de un marcado interés por incorporar elementos arquitectónicos modernos en sus edificaciones.
Cómo luce actualmente la plaza Río de Janeiro en la colonia Roma
La plaza Río de Janeiro aparece en la cinta de 1997 como uno de los sitios donde pasea la madre de Elisa, encarnada por Susana Zabaleta, cuando un ladrón le roba su bolsa. También aparece cuando los niños platican sobre la situación económica de sus familias y surge la idea de asaltar un banco.
Se destaca por ser un emblemático espacio verde creado en 1903, situado en el encuentro de las calles Durango y Orizaba. Ha experimentado varios cambios de nombre a lo largo de su historia, siendo el más reciente en 1922, cuando adoptó su denominación actual por iniciativa de José Vasconcelos, el entonces Secretario de Educación Pública. Este cambio se dio en contexto con la invitación de México a la celebración del centenario de la independencia de Brasil.
Originalmente conocida como Parque Roma, seguida por su renombramiento a Parque Orizaba, la plaza ha sido testigo del desarrollo urbano y cultural de la Colonia Roma desde su concepción.
El centro de la plaza tiene una fuente con una copia de la escultura David, del artista itañiano del renacentismo Miguel Angel, hecha de bronce y fue colocada allí en 1976 como parte de un programa de remodelación del Departamento del Distrito Federal.