La escritora y periodista Ernestina Sodi, reconocida por su contribución a la literatura y los medios de comunicación en México, falleció tras enfrentar complicaciones de salud. Sodi se encontraba hospitalizada en terapia intensiva en la Ciudad de México luego de sufrir dos infartos que deterioraron su condición, según informaron fuentes cercanas.
La noticia de su deceso fue dada a conocer a través de la cuenta oficial de Instagram de su hija, la actriz Camila Sodi, quien compartió la pérdida de su madre con un emotivo mensaje.
Fue justamente el pasado septiembre de este año cuando se cumplieron 22 años de su secuestro junto a su media hermana Laura Zapata en la Ciudad de México. Tras dicho incidente las hermanas se distanciaron por supuestas irregularidades en el caso. Entre dimes y diretes, se viralizaron las confesiones de una persona que presuntamente habría formado parte del grupo criminal que atacó a las artistas afuera de las inmediaciones del teatro San Rafael.
El testimonio del presunto secuestrador de las hermanas de Thalía revivió este 2024 gracias a un video que publicó el canal de YouTube ‘Echando Chisme’. Este fragmento pertenecería al interrogatorio que las autoridades de la CDMX hicieron a los presuntos responsables del delito, específicamente a una de las personas que presenció varias situaciones durante el mes y medio que duró el secuestro.
Comenzó por confirmar que la villana de telenovelas fue víctima de abuso sexual durante el secuestro por parte de un integrante del grupo criminal.
“Fue Abel Silva y fue porque la señora quiso, a lo mejor sí bajo presión, pero porque la señora accedió (...) él era quien le daba de comer y platicaba con ella, nadie más entraba. Se empezó a encariñar de ella y le llevaba música, flores, un día le propuso tener relaciones y ella le dijo que sí”.
Según el secuestrador, Laura Zapata habría accedido a tener relaciones sexuales con su compañero por alguna razón y tras lo sucedido él, quien aparentemente era el cabecilla de la agrupación, decidió aceptar una recompensa inferior a la que habían solicitado en un principio.
Tras lo sucedido, las autoridades de la Ciudad de México lograron detener a quien reveló información sobre el secuestro y fue sentenciado a 48 años en prisión.
Laura Zapata sufrió síndrome de Estocolmo
La villana de ‘La Gata’ ha hablado sobre su secuestro en varias ocasiones, sin embargo, en la entrevista que concedió para Yordi Rosado reveló que cuando recuperó su libertar tenía el síndrome de Estocolmo. Éste es el enamoramiento o convencimiento que una víctima siente por su agresor.
“Sí nos daban de comer, fueron muy atentos. A mí se me bajaron las defensas, inmediatamente me acatarré (...) Yo salí con el síndrome de Estocolmo, tuvimos una fiesta donde nace el síndrome de Estocolmo con ellos. De repente nos mandan alcohol, papitas, chicharrones, cacahuatitos y yo creo que ya cerraron el trato”, contó.
Entonces Laura Zapata habría tenido una conversación con un integrante del grupo criminal, su supuesto enamorado, quien le pidió que cantara o actuara como lo había hecho en la obra de teatro que estelarizaba en ese momento y ella lo hizo.
Debido a ese trato, Laura Zapata comenzó a creer que sus secuestradores merecían el dinero que pedían.
Ernestina Sodi lo cuenta todo en su libro
Sodi ha decidido compartir su experiencia en su libro, Líbranos del mal, donde revela detalles impactantes de su cautiverio. Según lo relatado por la autora, durante su secuestro, se vio obligada a mantener relaciones con uno de sus captores para evitar ser violentada por otros.
En una entrevista reciente, Sodi explicó que los secuestradores creían que, debido a su relación familiar con Tommy Mottola, esposo de su hermana Thalía, obtendrían un rescate significativo. Sin embargo, aclaró que fue Thalía quien asumió los costos del rescate, aunque no especificó la cantidad pagada.
El secuestro no solo dejó cicatrices emocionales, sino también físicas. Sodi tuvo que someterse a una operación ocular debido a los golpes recibidos durante su cautiverio. Además, continuó asistiendo a terapia psicológica para enfrentar las secuelas del trauma vivido.
En un intento por protegerse de futuros incidentes, Sodi confesó que lleva un chip electrónico en su cuerpo, una medida que refleja el miedo persistente tras su experiencia.