Hugo Sánchez Castillo, investigador de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señala que la música es una pieza fundamental en la vida de las personas, la cual es interpretada de acuerdo a la apreciación musical y la generación musical, ya que intervienen tanto la letra como el ritmo.
Cuando escuchamos música se puede estimular la amígdala cerebral, la cual está relacionada con las emociones y su gestión, además de encargase de procesar la información que recibe y determinar si es importante o no el hecho, por lo que guarda ese recuerdo según el impacto emocional que generó.
Al ser un estimulante, la música puede provocar que el estado de ánimo de las personas cambie según el mensaje que esta envía, ya que el cerebro se encarga de identificar la información recibida a través de las letras y de los sonidos emitidos por los instrumentos. Debido a esto, puede provocar emociones de felicidad o tristeza en la persona que la escucha.
¿Por qué la música puede cambiar el estado de ánimo?
Según el experto de la UNAM, la música se aprecia de dos formas: la primera es cuando solo se tienen ritmos sonoros, las cuales son captadas por el cerebro a través de las cortezas auditiva primaria y secundaria que están localizadas en el lóbulo temporal.
Cuando la música se acompaña de letras, el cerebro procesa la pieza a través de las zonas que manejan el lenguaje o hacia otras regiones como la corteza prefrontal -que maneja la cognición, emociones y conductas- e incluso a regiones talámicas e hipotalámicas -que manejan emociones-.
“Lo que podemos encontrar es que la música como tal puede ser un fenómeno que nos puede disparar cuestiones como por ejemplo felicidad, es decir, cuando la música nos estimula circuitos que están relacionados con el placer, con la recompensa y entonces nos sentimos contentos”, expresó Hugo Sánchez.
La música relacionada con la estimulación de los circuitos del placer se suele identificar con sonidos más agudos, los cuales son capaces de provocar en el cerebro una sensación de felicidad, lo que genera que las personas tengan mejor humor y su estado de ánimo sea más positivo.
Un estudio publicado en la Revista Vertex señala que las memorias relacionados con las emociones se recuerdan en mayor medida en comparación con las neutras, además generan mayor activación. La música que provoca esto es la que presenta un tempo rápido, cambios inesperados en la melodía y usan instrumentos de timbres cálidos.
Además, en el mismo estudio se realizó una prueba en la que se reproducían diferentes canciones a un grupo de personas, en el cual se determinó que la música también genera que se reduzcan los niveles de ansiedad, por lo que además de ser un estimulante emocional también funciona como un estabilizador del estrés.
¿Y qué pasa con la música triste?
Según Hugo Sánchez Castillo, la música triste se caracteriza por presentar sonidos graves y bajos, como es el caso del violonchelo, el cual se identifica con sentimientos de dolor o melancolía.
En relación a la música triste, el experto señala que en este tipo de canciones se involucra tanto el ritmo como la letra, ya que ambas generan que las personas logren identificarse aún más si ya vivieron esa experiencia o aún no.
Además, informó que las personas suelen recordar con mayor facilidad las canciones tristes: “Un dato curioso es que aquella música que consideramos triste se grabará más que aquellas que consideramos alegres”, esto debido a que se pueden identificar con vivencias pasadas, lo que genera más impacto en quienes la escuchan.
Al respecto, el experto señaló que quienes escuchan canciones tristes lo hacen porque, de cierta manera, les ayuda a entender el problema, recibir retroalimentación y tener elementos base para cuando se presente esa situación o una similar en su vida diaria.