Abril fue un mes intenso en cuanto a fenómenos astronómicos, pues además del espectáculo de un eclipse solar total, también se pudo disfrutar del paso del Cometa Diablo, sin embargo, el cielo de mayo llega con su propio brillo y traerá una lluvia de estrellas fugaces, visible sin necesidad de equipo especial.
El mes de mayo inicia con una luna en cuarto menguante y para la segunda semana se presentará una intensa lluvia de meteoros Eta Acuáridas, gracias a los rastros que deja la nube de polvo del cometa Halley.
El paso de meteoros tendrá su punto máximo de observación en la región de México durante la noche del 6 mayo y la madrugada del 7 de mayo.
El número de meteoros visibles puede variar, pero en condiciones óptimas de observación, sin contaminación lumínica, puede alcanzar hasta 60 estrellas por hora.
Las Eta Acuáridas, una de las lluvias de meteoros más veloces y visibles del cielo nocturno, alcanzan su apogeo anual a principios de mayo, informó la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA).
Estos meteoros se destacan por su impresionante velocidad al entrar en la atmósfera terrestre a unos 66 kilómetros por segundo, ofreciendo un espectáculo celeste de gran belleza.
Este fenómeno astronómico recibe su nombre por la constelación de Acuario, de donde parecen emanar los meteoros, y se asocia con el paso del cometa Halley.
La órbita de este cometa cerca del Sol provoca que se calienten y desprendan fragmentos en el espacio, que al entrar en contacto con la atmósfera de nuestro planeta, se encienden y crean el brillante espectáculo de las Eta Acuáridas.
El acercamiento del cometa Halley a la Tierra durante la primavera deja tras de sí este rastro de partículas cósmicas que, al interactuar con la atmósfera, generan miles de ‘estrellas fugaces’ visibles desde nuestra región.
De este modo, el mes de mayo nos brinda la oportunidad de seguir gozando de este tipo de espectáculos naturales.
Historia del Cometa Halley, según la NASA
El cometa Halley, nombrado así en honor al astrónomo inglés Edmond Halley (1656-1742), rompió paradigmas astronómicos al ser identificado como el primer cometa periódico conocido de la historia.
Halley aprovechó las teorías de gravitación y movimientos planetarios de Isaac Newton para calcular las órbitas de varios cometas, descubriendo que los avistamientos de cometas brillantes en 1531, 1607 y 1682 correspondían a un único cometa en visitas recurrentes. Su predicción sobre el regreso del cometa en 1758 se cumplió, solidificando su lugar en la historia de la astronomía.
Este cuerpo celeste ha sido vinculado a observaciones antiguas, registradas a lo largo de más de 2,000 años. Un ejemplo notable de su aparición en registros históricos es su inclusión en el famoso tapiz de Bayeux, que narra la Batalla de Hastings en 1066.
En 1986, el cometa Halley fue objeto de un estudio sin precedentes por parte de una flota internacional de naves espaciales, lo que permitió una observación detallada desde varios puntos de vista. Este grupo estaba compuesto por las naves Suisei y Sakigake de Japón, Vega 1 y Vega 2 de la Unión Soviética, la nave internacional ISEE-3 (ICE), y la sonda Giotto de la Agencia Espacial Europea.
A esta lista se sumaron las contribuciones de Pioneer 7 y Pioneer 12 de NASA, que aportaron una cantidad significativa de datos científicos.
Esta colaboración internacional no solo destacó la importancia de estudiar en profundidad los cometas y su impacto en nuestro sistema solar, sino que también demostró la viabilidad y el valor de la cooperación global en la exploración espacial.
La contribución de Edmond Halley al estudio de los cometas cambió fundamentalmente nuestra comprensión del sistema solar, proporcionando una base para futuras investigaciones y exploraciones espaciales.