Consumir caldo de pollo o de gallina tiene similares beneficios para la salud, por tratarse de platillos bajos en grasa, que incluyen proteína y una variedad de verduras con diferentes propiedades. Pero en lo que sin duda no tienen parecido es en sabor y apariencia.
El caldo de gallina tiende a tener un sabor más intenso y profundo en comparación con el caldo de pollo, además que el líquido tiende a ser más oscuro. Esto se debe a que no se preparan con el mismo tipo de carne.
La principal diferencia entre el caldo de pollo y el caldo de gallina radica en el ave de corral utilizada para su preparación.
El caldo de pollo se hace a partir de pollos más jóvenes, lo que resulta en un caldo más suave y menos graso. Por el contrario, el caldo de gallina se prepara con gallinas de mayor edad, a menudo aquellas que han dejado de poner huevos, las cuales tienen una carne más dura y mayor contenido de grasa, lo que implica un proceso de cocción más largo para ablandar la carne y extraer el sabor, resultando en un caldo más oscuro, rico y con más cuerpo.
Sumado a ello valor nutritivo entre el caldo de pollo y el de gallina puede variar ligeramente, pero generalmente, el caldo de gallina puede considerarse más nutritivo debido a un proceso de cocción más largo, necesario para ablandar la carne más dura de la gallina. Este proceso extenso ayuda a extraer más nutrientes de los huesos, la carne y la piel, incluidos minerales como el calcio, el fósforo, el magnesio y el potasio, además de colágeno y otros compuestos beneficiosos para la salud.
La mayor extracción de nutrientes contribuye a un caldo con un perfil más rico en minerales y otros componentes beneficiosos. No obstante, ambos caldos aportan beneficios nutricionales y pueden ser incluidos en una dieta saludable. La elección entre uno u otro puede depender del gusto personal y las necesidades nutricionales específicas de cada individuo.
¿Cuáles son los beneficios de comer caldo de pollo y de gallina?
- Contenido mineral: al cocerse lentamente los huesos con carne, el caldo extrae minerales como el calcio, el magnesio, el fósforo, el silicio y el sulfuro, todos esenciales para el mantenimiento de huesos fuertes y para apoyar otras funciones corporales.
- Colágeno y gelatina: los huesos y la piel del pollo proveen colágeno, que durante el proceso de cocción se transforma en gelatina. Estas sustancias son importantes para la salud de las articulaciones, la piel y el cabello.
- Proteínas: el caldo proporciona una buena cantidad de proteínas, fundamentales para la construcción y reparación de tejidos, así como para la función inmunológica.
- Hidratación y fácil digestibilidad: siendo un líquido caliente, ayuda a mantener el cuerpo hidratado. Además, es relativamente bajo en calorías y fácil de digerir, lo que lo hace ideal para personas enfermas o recuperándose de una enfermedad.
- Compuestos bioactivos: dependiendo de los ingredientes específicos utilizados (como hierbas y verduras), el caldo puede contener varios compuestos bioactivos que tienen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes.
- Aminoácidos esenciales: contiene aminoácidos esenciales como glutamina que tiene un papel importante en el mantenimiento de la integridad del intestino y en el apoyo al sistema inmunológico.