Roberto Moyado Esparza, conocido en el mundo criminal como ‘El Betito’, forjó su carrera delictiva en las calles de Tepito, al contar con historial que parte de su adolescencia, cuan fue señalado de robos, así como de un asesinato, pero es algo que no se ha comprobado, sin embargo, este se menciona en su narcocorrido ‘El Chaparrito de la B’.
Fue tanto su gusto por mejorar en el gatillo, que por lo menos una vez al mes se iba con sus amigos al gotcha, donde se enfrentaba a ellos a modo de entrenamiento, con el fin de tener agilidad si en alguna ocasión se presentaba una real.
“Corrían rumores de que Roberto Moyado Esparza, ‘El Betito’, había peleado en Tamaulipas con los Beltrán Leyva, que había sido adiestrado por los famosos ‘Pelones’, gatilleros de alta escuela que se servían a los capos y cobraban millones, pero nada de eso era verdad, ‘El Betito’ forjó su perfil criminal en las calles, y ya sea por gusto a disciplina, entrenaba tiro con su equipo fuera de la ciudad, de ese placer surgían las recurrentes idas al gotcha, pasatiempo que organizaba por lo menos una vez al mes, a finales del 2015, ‘El Betito’ ya había conformado un pelotón de la muerte”, se lee en el libro ‘Cártel Chilango’, del periodista Antonio Nieto.
Fue así que, gracias a esa dedicación a ese pasatiempo, logró formar su pelotón de la muerte, junto con algunos personajes que conoció durante su estancia en el Tutelar de Menores de San Fernando.
La verdadera trayectoria criminal de ‘El Betito’ se forjó en las calles, desde donde construyó su reputación y liderazgo dentro de su organización criminal. Además, fuera de la urbe, ‘El Betito’ y su equipo dedicaban tiempo al entrenamiento de tiro, actividad que complementaban con el ya mencionado pasatiempo.
‘El Betito’ forjó alianzas con otras células criminales
Moyado Esparza logró consolidar su poder a través del apoyo de distintas células criminales en diversas alcaldías de la capital.
Este fenómeno de alianzas y respaldos incluye desde la colonia Guerrero con ‘Los Kilos’, hasta la alcaldía Venustiano Carranza, pasando por puntos neurálgicos como el Centro y la alcaldía Azcapotzalco.
Entre sus principales aliados estaban figuras como Gabriel Sandoval Pastrana, alias ‘El Perro’, y Panchito Villa Gómez, criminales con influencia en actividades ilícitas como la extorsión y el control de territorios estratégicos para el narco de la Ciudad de México.
“Así poco a poco, a Roberto Moyado Esparza, ‘El Betito’, otras células criminales lo apoyaron, en la Guerrero, lo siguieron ‘Los Kilos’, en el Centro fue Gabriel Sandoval Pastrana, alias ‘El Perro’, amigo de muchos años, que presuntamente controlaba la extorsión desde pequeños comercios, hasta la comunidad China, Coreana y vendedores informales del Metro, en la alcaldía Venustiano Carranza, lo respaldó Panchito Villa Gómez, quien prestaba pistoleros a ‘Pancho Cayagua’, y que cuando dejó de hacerlo lo debilitó, uno de sus meros cabecillas, apodado ‘Hormiga’, también prefirió adherirse a ‘El Betito’, pasó lo mismo con ‘El Jamón’, quien controlaba las movidas ilegales en toda la alcaldía Azcapotzalco”.