El 24 de abril de 1955, en el Clásico Tapatío, Jaime ‘Tubo’ Gómez, portero de las Chivas Rayadas del Guadalajara, protagonizó un momento histórico al sentarse a leer una revista durante el partido contra los Rojinegros del Atlas, destacando la superioridad de su equipo que por entonces ya vencía 3-0. Este gesto de Gómez no solo subrayó la falta de competitividad del Atlas sino que también se convirtió en una imagen icónica para los seguidores de las Chivas, reflejando la intensidad de la rivalidad deportiva entre ambos equipos.
La inusual táctica de Gómez surgió como respuesta a los insultos recibidos desde las gradas, buscando remarcar la escasa amenaza que representaba el Atlas en aquel encuentro disputado en Campo Oro. La amplia ventaja de las Chivas se debió en gran medida a la destacada actuación de sus jugadores, como Crescencio ‘Mellone’ Gutiérrez y Jesús ‘Chuco’ Ponce, quienes contribuyeron con goles decisivos en los primeros minutos del juego. Este contexto permitió a Gómez realizar su memorable acto sin temor a represalias del árbitro o riesgos para su portería.
Además del simbólico gesto de Gómez, el partido es recordado por el imponente desempeño del equipo de Guadalajara, que finalizó con un marcador de 5-0. Los goles de Adalberto ‘Dumbo’ López y Pachito Flores sellaron una victoria indiscutible que, aunque ensombrecida por la audacia de Gómez, demuestra la calidad futbolística que las Chivas exhibieron ese día.
Este evento no solo encapsula un momento singular en la historia del fútbol mexicano sino que también subraya la relevancia de las tácticas psicológicas en el deporte. La acción de Gómez, lejos de ser una mera burla, evidenció la estrategia y la pasión que definen los encuentros entre Chivas y Atlas, instancias claves para comprender la rivalidad y el fervor que suscitan estos clásicos en el corazón de los aficionados.
El legendario deportista mexicano, Jaime David Gómez Munguía, conocido popularmente como El Tubo Gómez, falleció a la edad de 78 años el pasado 4 de mayo de 2008, tras una batalla contra el cáncer de páncreas. Nacido el 29 de diciembre de 1929 en Manzanillo, Colima, Gómez Munguía se distinguió no solo en el mundo del fútbol como destacado portero de las Chivas Rayadas de Guadalajara, sino también en el voleibol y baloncesto, dejando un legado imborrable en el deporte mexicano.
En su carrera futbolística, El Tubo Gómez se convirtió en un ícono del Club Deportivo Guadalajara, participando en la denominada era del Campeonísimo, periodo durante el cual el club conquistó siete títulos de liga en un lapso de nueve años, desde 1949 hasta 1964. Además de su éxito en el fútbol, Gómez Munguía también brilló en voleibol y baloncesto, deportes en los que logró títulos estatales y nacionales, así como una medalla de oro en los VI Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe, celebrados en Guatemala en 1950.
Antes de consagrarse en el fútbol, Jaime Gómez fue campeón estatal de voleibol de 1.ª fuerza de Jalisco de 1945 a 1949, reconocido como el mejor jugador estatal en varias ocasiones durante ese periodo y como el mejor jugador de la República Mexicana tras el campeonato nacional celebrado en Puebla.
En el baloncesto, obtuvo el título de campeón interuniversitario de novatos en 1946 y campeón estatal de 2.ª fuerza con la Universidad de Guadalajara en 1948, entre otros logros. Gómez Munguía también dejó su huella en las Copas Mundiales de Fútbol, donde representó a México en las ediciones de Suecia 1958 y Chile 1962.