Recientemente se dio a conocer el caso de un feminicida serial llamado Miguel “N”, quien fue detenido luego de asesinar a una joven menor de edad de nombre María José y herir a la madre de ella, quien lo descubrió mientras agredía a su hija. El hecho ocurrió en un edificio de departamentos, en Iztacalco, en la Ciudad de México.
Tras investigar al hombre, se descubrió que era un feminicida serial, pues en su departamento se habían encontrado restos humanos de mujeres. Este no es el primer caso de un hombre que se convierte en feminicida serial, pues en el pasado se han dado a conocer otros casos similares, como el de César Armando Librado Legorrete, alias El Coqueto.
A Librado Legorrete se le conocía con ese apodo por las letras que tenía en color rojo el autobús que manejaba, pues era chofer de transporte público.
Este hombre violó a ocho mujeres, de las cuales, asesinó a siete. La sobreviviente fue una pieza clave para dar con su paradero. Cabe destacar que a ella también la intentó asesinar, sin embargo, gracias a que se hizo la muerta pudo sobrevivir.
Modus operandi
El Coqueto era un hombre que vivía con su esposa, de nombre América, en Tultitlán, Estado de México, y tenía dos hijos, uno de ella y otro de otra mujer con la que en el pasado había tenido una relación sentimental. Sin embargo, América no se imaginaba que el hombre que llegaba a su hogar después de varias horas de trabajo por la noche, y que le regalaba cosas que robaba a las mujeres que asesinaba, diciendo que él las había comprado, era un feminicida serial.
El hombre, quien nació el 16 de junio de 1982 en el municipio de Texcoco, en el Estado de México, tenía un modus operandi que utilizó con todas sus víctimas. Él microbús que manejaba era de la Ruta 02, que iba desde el Metro Chapultepec hasta Valle Dorado. En uno de sus viajes, a altas horas de la noche, fingía que el transporte que manejaba sufría un desperfecto, por lo que pedía a los pasajeros bajar, excepto a las mujeres que escogía como víctimas, a las que les decía que si lo esperaban a que arreglara el vehículo, podría acercarlas a su hogar.
Las mujeres aceptaban, sin embargo, no imaginaban que se trataba de una trampa que las llevaría a la muerte. Una vez que El Coqueto fingía arreglar la falla mecánica, subía al autobús y arrancaba. Pero cambiaba la ruta y se adentraba en zonas que no estaban habitadas, donde golpeaba salvajemente a las pasajeras, las violaba, y al final, las asfixiaba hasta asesinarlas. Una vez muertas, robaba las pertenencias de las mujeres, mismas que obsequiaba a su esposa.
Para finalizar el crimen, dejaba los cadáveres en lugares deshabitados y los arrojaba a canales.
Fue entre el 4 de julio de 2011 y el 18 de enero de 2012 que el hombre cometió los crímenes. Sin embargo, su carrera criminal la había iniciado el 21 de junio de 2010, cuando atacó a una pasajera de la ruta, quien de manera milagrosa sobrevivió al hacerse la muerta. Gracias a su testimonio y denuncia, las autoridades pudieron vincular los siete asesinatos posteriores y dar con el responsable.
El Coqueto jamás hizo alusión a sus habilidades como seductor del género femenino. Eran completamente nulas. Algunos expertos señalan que, en consecuencia, esto habría podido generar frustración en él que derivó en un odio acérrimo a las mujeres. Sus víctimas rondaban entre los 16 y los 34 años de edad.
Cuando el número de mujeres asesinadas ascendió considerablemente en la zona, fue que la policía inició una investigación para esclarecer los motivos y su posibles vinculación. En menos de dos meses habían encontrado los cuerpos de cuatro mujeres asesinadas.
Su fuga y captura
César Armando había cometido un error que fue clave para dar con su paradero. Uno de los celulares que robó a una de las víctimas, y que regaló a su esposa, conservaba su número de IMEI. Aunque había cambiado el chip, el celular podía ser rastreable gracias al IMEI, por lo que autoridades dieron con que el artefacto estaba en manos de América.
Aunado a esto, se interrogó a pasajeros del feminicida, quienes señalaron que habían visto a las mujeres abordar el autobús que conducía el hombre antes de aparecer sin vida.
El 26 de febrero de 2012 un operativo policial detuvo al asesino en Ciudad de México, acusado de siete asesinatos y ocho violaciones. César, durante el interrogatorio, confesó que había violado a las ocho mujeres, y asesinado a siete de ellas por miedo a que lo denunciaran.
Sin embargo, hacia las 3 de la madrugada de ese mismo día, el hombre consiguió fugarse de prisión tras soltarse las esposas, esquivar a tres agentes dormidos a escasos metros, y saltar al exterior desde un tercer piso. Gracias a ese descuido, el hombre logró llegar a la carretera arrastrándose, pues con la caída se fracturó la columna. Un conductor lo llevó a casa de sus familiares que lo ocultaron hasta el tres de marzo, fecha en que fue reaprehendido.
La caída le causó importantes lesiones que le impedían moverse, por lo que fue ingresado al hospital y operado de urgencia.
El 21 de noviembre de 2012 inició el juicio contra El Coqueto. Tres semanas después fue condenado a 341 años de prisión por los siete asesinatos y una tentativa de homicidio, y se le impuso una indemnización de una fuerte cantidad de dinero. También fue llevado a una prisión de máxima seguridad por su alto grado de criminalidad.