Es habitual que después de cierto tiempo los medicamentos que se encuentran en el hogar caduquen, por lo que es necesario conocer la manera en que deben ser desechados, ya que pueden causar graves consecuencias ambientales en caso de tirarse en los contenedores de basura común.
En una encuesta realizada en 2015 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) sobre las practicas ambientales en los hogares, se identificó que la mayoría de las personas desecharon los medicamentos caducados a la basura; el 3.4 por ciento los llevó a un centro de acopio o los depositó en un contenedor especial y, por otra parte, el 2.9 por ciento los vertió en el drenaje o cañería.
El realizar practicas en las que los medicamentos se desechen en la basura doméstica o sean vertidos en el drenaje pueden causar graves daños en el ambiente o en la salud pública, por lo que es necesario adoptar nuevas acciones en las que se procure que los residuos médicos sean tratados de manera adecuada.
Los problemas ambientales y a la salud que pueden provocar los medicamentos
Cuando no se tienen las medidas adecuadas para desechar los medicamentos caducados es posible que se cometan daños al ambiente, ya que al ser tirados en la basura doméstica sin ninguna precaución puede provocar que se liberen y se dispersen.
La Universidad Latina de Costa Rica señala en un artículo que el mayor riesgo de contaminación por medicamentos se realiza cuando se tiran antibióticos, ya que al momento de liberarse pueden producir resistencia bacteriana en patógenos que antes no eran dañinos para las personas, lo que provoca que las enfermedades sean más fuertes, difíciles de tratar y que estos medicamentos no actúen contra ellos.
Lo anterior también puede suceder cuando los medicamentos son desechados en el caño o retrete, ya que de manera directa entran en contacto con el agua residual, la cual puede llegar a ríos o caudales que se combinan con las sustancias que estos integran y podrían causar mayores daños ambientales tanto en la flora como en la fauna.
Además, los medicamentos que son desechados en la basura común con todos los empaques que los integran (como las cajas y los contenedores) pueden ser comercializados en ese estado, o en su caso, ser utilizados para que se sustituyan con otro tipo de fármaco adulterado.
La Secretaría de Salud de la Ciudad de México (SEDESA) señala que al tirar de manera adecuada los medicamentos se previne la contaminación ambiental, se evitan daños en la flora, fauna y mantos freáticos: además de evitar la venta de medicamentos falsos o la posible ingesta de algún insumo en mal estado.
Recomendaciones para tirar de manera adecuada los medicamentos del hogar
Es importante revisar de manera constante la caducidad de los medicamentos que se tienen en casa, ya que es común no revisarlos y simplemente tomarlos. Con este primer punto se podrán mantener solo con insumos que se encuentren en buen estado y que también evita posibles intoxicaciones.
La Secretaría de Salud de la Ciudad de México recomienda que los medicamentos sean depositados en contenedores herméticos e impermeables destinados para su desecho de forma segura, estos se pueden encontrar en los Centros de Salud y se pueden localizar en este enlace.
Por su parte, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), señala que cierto tipo de medicamentos pueden ser desechados de la siguiente manera:
- Sacarlos del recipiente que los contiene.
- Mezclarlos con tierra o algún residuo orgánico que ya se no se utilice (esto sin aplastar o moler las pastillas).
- Colocarlo dentro de una bolsa hermética para que evitar que el medicamento se escape.
- Tirar el recipiente con todos los datos tachados.
- Cualquier otro empaque deberá ser tachado o rayado para que no se pueda volver a utilizar.
Por otra parte, es necesario recordar que los medicamentos deben cuidarse para evitar que pierdan efectividad. Al respecto, la Agencia de Protección Sanitaria (AGEPSA) señala que estos insumos médicos deben guardarse en lugares de fácil limpieza, con ventilación natural, que no sean expuestos a calor excesivo, condensación de vapor o acumulación de polvo, y que no deben estar en contacto con bebidas etílicas, alimentos, fauna nociva, productos de tabaco o cualquier sustancia que ponga en riesgo su pureza.