A Javier Solís se le considera una de las principales figuras del género ranchero, bolero y de la balada mexicana, de ahí su conocido apodo: “El Rey del Bolero Ranchero”. A lo largo de su carrera, logró gran popularidad no solo en México sino también en otros países de América Latina.
Originario de la Ciudad de México, Javier Solís vivió muchos años en el conocido vecindario de Tacubaya, y es gracias a sus vecinos que conocemos un poco más de su vida privada, más allá de la fama y los reflectores. De sus gustos gastronómicos se sabe poco, pero son los descendientes de un nevero que lo conoció quienes aseguran que dicho postre mexicano era uno de los platillos favoritos del intérprete.
La elaboración de la nieve mexicana es un proceso artesanal que se ha mantenido a lo largo de los años. Tradicionalmente, se utiliza una máquina llamada garrafa, la cual es un cilindro metálico colocado dentro de un recipiente más grande lleno de hielo triturado mezclado con sal de roca. La mezcla de ingredientes para la nieve se coloca dentro del cilindro metálico y se gira manualmente para que se congele de manera uniforme, creando así una textura cremosa y suave.
En el corazón de Tacubaya se encuentra la nevería “Mi Juanita”, especializada en nieves y helados hechos a mano y con ingredientes naturales. Este lugar era visitado por Javier Solís, quien disfrutaba de las nieves servidas de una forma muy particular: en una copa, con limón y disueltas en agua.
La nevería todavía da servicio y cuenta el actual dueño, nieto del nevero que fue amigo del cantante, que sus hijos y su esposa seguían visitando la nevería tiempo después de su muerte.
El impacto de Javier Solís en la música mexicana
Javier Solís, con su voz emblemática y su innegable carisma, dejó una huella imborrable en la música mexicana, convirtiéndose en uno de sus máximos exponentes. Nacido en 1931, Solís no solo dominó el arte del bolero y el ranchero, sino que también logró fusionarlos, creando un estilo único que resonó entre diversas generaciones de aficionados a la música. Su capacidad para expresar emociones profundas a través de sus interpretaciones, le aseguró un lugar privilegiado en el corazón de su público.
Con una discografía que incluye éxitos inolvidables como Sombras nada más y Payaso, Solís extendió las fronteras de la música mexicana, llevándola a nuevos públicos y escenarios a nivel internacional. No solo logró llenar teatros y salas de conciertos en México, sino que también se presentó con éxito en otros países de América Latina, donde su música sigue siendo venerada.
Además, su incursión en el cine, donde participó en numerosas películas, contribuyó a construir su imagen de ídolo popular y lo ayudó a llegar a una audiencia aún más amplia. Su presencia en la gran pantalla reforzó su conexión con el imaginario colectivo mexicano, posicionándolo como un símbolo de la cultura y el entretenimiento nacionales.
El impacto de Javier Solís en la música mexicana se extiende más allá de su muerte prematura en 1966. Su legado ha influenciado a generaciones de artistas que ven en él un modelo a seguir, tanto en la interpretación vocal como en la presencia escénica. Sus grabaciones continúan vendiéndose y sus canciones son estudiadas y reinterpretadas por nuevos talentos, manteniendo vivo el espíritu y la esencia de su arte.
Solís, sin duda, contribuyó a definir y enriquecer el género musical mexicano, dejando un legado perdurable que sigue inspirando a artistas y deleitando a audiencias de todo el mundo. Su música no solo representa un tesoro cultural para México, sino que también es un testimonio eterno de su extraordinario talento y pasión.