Este martes, la candidata a Alcaldesa de Iztapalapa por la Coalición Seguiremos Haciendo Historia, Aleida Alavés Ruíz, publicó en sus redes sociales que se encontraba disfrutando unos deliciosos “tlapiques”, un platillo originario de la alcaldía más grande de la Ciudad de México.
Este platillo, de origen prehispánico, ha evolucionado a lo largo de los siglos, adaptándose a los nuevos ingredientes disponibles pero conservando su esencia culinaria. Originario de la región de la Cuenca de México, este guiso tradicional integraba originalmente fauna de los lacustres locales como peces pequeños, ranas, ajolotes y renacuajos, complementándose con nopales y una variedad de verduras, hierbas y chiles cultivados en las chinampas o milpas.
Su nombre, derivado del náhuatl, combina las palabras michin (pescado) y tlapictli (envuelto en hoja), reflejando así sus componentes y método de preparación.
Contrario a lo que podría parecer a primera vista, el tlapique se distingue considerablemente de los tamales, especialmente en lo que concierne a sus ingredientes y proceso de cocción.
Sin llevar masa, la preparación de este platillo implica el uso de hojas de maíz como envoltorio, las cuales, tras ser untadas en manteca, se rellenan con una mezcla de hierbas como epazote y acelgas, y la carne seleccionada para la ocasión. En sus orígenes, esta carne eran peces menores, destacando especies como el charal y la carpa; sin embargo, la sobreexplotación ha llevado a varias de estas especies a la extinción o al borde de ella.
En la actualidad, la receta tradicional se ha adaptado, incorporando principalmente menudencias de pollo en lugar de las proteínas acuáticas originales. A pesar de estos cambios, el método tradicional de cocción se conserva, colocando los tlapiques en un comal caliente y volteándolos regularmente para lograr una cocción uniforme durante aproximadamente 40 minutos. Se puede preparar con papel aluminio en caso de no contar con las hojas del maíz.
Este meticuloso proceso asegura que el platillo esté perfectamente cocido, destacándose por el característico aroma y sabor que le confiere el tateme de sus ingredientes.
Este platillo no solo representa una muestra de la riqueza gastronómica de México, sino que además refleja la adaptabilidad y resiliencia de sus tradiciones culinarias ante los cambios ambientales y sociales a lo largo de los siglos. Mientras que el tlapique mantiene su lugar en la cocina mexicana, también sirve como recordatorio de la importancia de preservar el patrimonio natural y cultural para futuras generaciones.