Emilio “El Indio” Fernández fue una de las estrellas más emblemáticas de la Época de Oro del Cine Mexicano. Su influencia se compara con la de los mejores actores y actrices nacionales de la historia y su influencia en el entretenimiento nacional es innegable.
Además de su extraordinario talento como actor y su faceta como director de cine, también es de interés aquellos detalles de su vida personal que lo convirtieron en una figura mítica. Su hija, Adela Fernández, escritora que falleció en el año 2013, contó en vida muchas anécdotas sobre la curiosa vida de su padre.
Por ella sabemos que el actor y director era de buen comer y que veía en la cocina un espacio casi sagrado. La importancia que la estrella le daba a la gastronomía nacional se veía reflejado en ciertas reglas a las que le tomaba mucha importancia con respecto al sitio donde se preparaban los alimentos.
Según Adela Fernández, “El Indio” tenía una ley incuestionable para las personas que se metían a la cocina para hacer la comida: tenían que quitarse los zapatos. Por esta razón, la escritora llamó a la cocina de la casa del actor en la Ciudad de México la de “Las descalzas”.
“Hay una cosa que yo recuerdo mucho, porque él sí lo controló y yo no he podido. Hablamos de los olores, de las pasiones que se viven en la cocina, pero para mi papá era muy importante el sonido (...) Yo le llamo a esta cocina la de Las Descalzas porque nos obligaba a quitarnos los zapatos para que no se oyeran ruidos extraños a los ruidos de la cocina”, contó.
La regla de Emilio “El Indio” Fernández era muy particular: “Entonces nada de chanclear, nada de taconear, nada de gritar, los sonidos, él odiaba carcajadas, risas, si alguien tenía buena voz, que cantara. Todo para oir bien el sonido del molcajete, del metate, del hervor, fíjate que delicadeza”, relató Adela.
El impacto de Emilio “El Indio” Fernández en el entretenimiento nacional
Emilio “El Indio” Fernández es una figura icónica del cine mexicano, cuyo impacto en el entretenimiento nacional es indiscutible. Nacido el 26 de marzo de 1904 en Coahuila, Fernández se convirtió en un destacado director, actor y guionista, dejando una huella imborrable en la industria cinematográfica de México y la percepción internacional del país y su cultura a través de sus obras.
Durante la época dorada del cine mexicano, Emilio Fernández contribuyó significativamente al prestigio y desarrollo de esta industria. Dirigió algunas de las películas más emblemáticas del cine nacional, incluyendo Flor Silvestre (1943), María Candelaria (1944), La Perla (1947) y Pueblerina (1949). Estas obras no sólo reflejaban el talento y la sensibilidad artística de Fernández, sino que también ofrecían un retrato profundo y complejo de México y sus gentes, enfocándose en la belleza natural del país, sus tradiciones, conflictos sociales y la lucha por la justicia.
María Candelaria, protagonizada por Dolores del Río y Pedro Armendáriz, es particularmente notoria por haber ganado el Gran Premio (actual Palma de Oro) en el Festival de Cine de Cannes de 1946, lo cual contribuyó a elevar el estatus internacional del cine mexicano. El estilo de dirección de Fernández, caracterizado por su énfasis en el naturalismo, la utilización de locaciones reales y la inspiración en el arte pictórico mexicano, ha influenciado a generaciones de cineastas tanto en México como en el extranjero.
Además de su trabajo detrás de la cámara, “El Indio” Fernández también tuvo una notable carrera como actor, contribuyendo con su poderosa presencia en pantalla a una amplia gama de películas.
Su legado va más allá de sus contribuciones individuales; ayudó a definir la identidad nacional a través del cine, promoviendo una imagen de México centrada en su cultura, paisajes y problemas sociales. Emilio “El Indio” Fernández es recordado no solo por su impresionante obra, sino también por su pasión por México, siendo una figura esencial en la historia del entretenimiento nacional.