Cuáles eran los pasatiempos preferidos de Hernán Cortés

Hernán Cortés es una de las figuras míticas clave de la historia de nuestro país. Su llegada a México ha sido ampliamente estudiada, pues marcó un antes y un después para la historia de América Latina. El arribo de los españoles a territorio nacional significó el cambio definitivo que llevó a la extinción a más de una ancestral civilización.

Gracias a ciertos registros históricos e historiadores expertos en el tema, hoy conocemos muchos de los detalles que rodeaban la vida del conquistador español, entre los que destacan algunos pasatiempos que tenía.

Por ejemplo, Hernán Cortés era una apasionado de las peleas de los gallos. Uno de sus pasatiempos era ver estas particulares batallas. Le gustaban tanto que, se cuenta que él fue quien trajo la tradición en México y que, además, para impresionar a Moctezuma, entonces gobernante de la Gran Tenochtitlan, puso a pelear a dos de estas aves. También, se cuenta que en una de sus finca en Nueva España estableció un reñidero de gallos.

Lo mismo pasaba con las corridas de toros. Naturalmente, al ser español, Cortés era un gran fanáticos de este espectáculo. Historiadores cuentan que con toda la intención de establecer esta tradición europea en nuestro país, el conquistador pidió permiso a la corona para importar doce pares de reses, específicamente para pelea. La costumbre se introdujo bien en la idiosincrasia de los mexicanos y se quedó para siempre.

Finalmente, podemos decir que Hernán Cortés era un hombre sumamente culto. Su educación inicial, aunque no completamente documentada, incluyó estudios en la Universidad de Salamanca, una de las instituciones de educación superior más prestigiosas de España. Por tanto, era un hombre que conocía bien el lenguaje, por ello, muchos historiadores señalan que una de las grandes pasiones del español era la escritura.

Hernán Cortés, nacido en 1485 en Medellín, Extremadura, es una de las figuras más emblemáticas de la conquista del Nuevo Mundo. En 1504, a los diecinueve años, se embarcó hacia Hispanoamérica, buscando fortuna y aventuras, elementos que definirían su histórica carrera. Inicialmente, Cortés se estableció en la isla de La Española y participó en la conquista de Cuba bajo el mando de Diego Velázquez, quien posteriormente lo nombró secretario.

En 1519, Cortés fue designado para comandar una expedición a México, contrariando luego órdenes de regresar a Cuba, lo que marcó el comienzo de su audaz campaña de conquista. Con aproximadamente 600 hombres, 11 barcos y una cantidad limitada de caballos y armas, desafió no solo a las autoridades coloniales sino también a la vasta y desconocida tierra de Mesoamérica.

Al desembarcar en la costa mexicana, Cortés aplicó una estrategia de alianzas y confrontaciones. Estableció alianzas con pueblos indígenas oprimidos por el Imperio Mexica, como los tlaxcaltecas, y comenzó su avance hacia Tenochtitlán, la capital azteca. La relación ambivalente con Moctezuma II, emperador azteca, y su posterior captura, fueron clave en la caída de la ciudad en 1521, después de un sitio de varios meses.

Aunque Cortés se autoproclamó gobernador y capitán general del Nueva España, su relación con la Corona española estuvo siempre en tensión. Fue reconocido por sus logros, pero también enfrentó desconfianza y varias investigaciones sobre sus métodos y administración.

La figura de Hernán Cortés es controversial: visto por algunos como el arquetipo del conquistador valiente y visionario y por otros como símbolo de opresión y violencia. Falleció en 1547, dejando un legado de cambio radical en el panorama social, cultural y político de América, cuyas consecuencias se sienten hasta hoy.