A aproximadamente dos horas y media de Puebla se encuentra el Salto de Quetzalapan, un destino ecoturístico situado entre Zacatlán de Las Manzanas y Chignahuapan que ofrece una variedad de actividades para los amantes de la aventura y la naturaleza. Este escenario natural es destacado por su cascada de más de 100 metros de altura, la cual se ubica en un entorno de abundante vegetación, brindando una experiencia única a los visitantes.
El acceso a la base de la cascada requiere descender por una escalinata de 365 pasos, simbolizando cada día del año, atributo que añade significado cultural y tradicional al sitio. Salto de Quetzalapan no sólo se caracteriza por sus paisajes naturales, sino también por su historia, albergando los restos de una planta hidroeléctrica establecida en 1930, la cual jugó un papel crucial en el suministro de energía a las localidades cercanas, contribuyendo al desarrollo de la región.
Dentro de las actividades que se pueden realizar en este parque, se encuentran la tirolesa, el puente colgante y el desafío de equilibrio sobre un cable de alta tensión. Además, ofrece opciones para quienes busquen un contacto más íntimo con el entorno natural, como campismo, senderismo y observación de flora y fauna. La entrada general tiene un costo de $50 pesos mexicanos, con actividades adicionales y deportes extremos que varían en precio. Para los grupos familiares, existe la posibilidad de reservar áreas con asadores para disfrutar de un picnic al aire libre.
Para llegar a este enclave natural, se debe tomar la Carretera 119 dirección Zacatlán y seguir por un camino de terracería señalizado que conduce directamente al la zona. La combinación de su rica historia, la oferta de actividades de aventura y la oportunidad de inmersión en la naturaleza hacen del Salto de Quetzalapan un destino imperdible para quienes visitan la región de Puebla.
¿Qué es una cascada?
Una cascada es una caída de agua desde una altura en un curso de agua—río, arroyo o riachuelo— que se desploma verticalmente o en una serie de saltos. Este fenómeno natural ocurre cuando el agua fluye sobre una superficie más fuerte, resistente a la erosión, hasta alcanzar un punto donde cae libremente por gravedad. La formación de cascadas es un proceso dinámico y puede ser resultado de distintos factores geológicos y climatológicos como la erosión, movimientos tectónicos, actividad volcánica y la variabilidad en el flujo de agua.
El agua al caer, a menudo rompe en gotas y aerosol, creando un espectáculo visual acompañado de un sonido imponente. La erosión continua en la base de la cascada erosiona el suelo subyacente, creando a menudo una cavidad o hueco conocido como pozo de remolino. Con el tiempo, este proceso puede llevar al retroceso de la cascada, modelando el paisaje de maneras impresionantes.
Las cascadas se encuentran en todo el mundo y varían en tamaño desde pequeñas cataratas y saltos de pocos metros hasta gigantes imponentes como la Cascada del Ángel en Venezuela, considerada la más alta del mundo con una caída ininterrumpida de agua de 979 metros.
Además de su indudable belleza y atractivo turístico, las cascadas desempeñan funciones importantes en sus ecosistemas. Sirven como barreras naturales que afectan la migración de peces y otros organismos acuáticos, lo que a su vez influye en la distribución de especies y la diversidad biológica en las cuencas hidrográficas. La mezcla vigorosa de agua y aire en la base de una cascada también puede mejorar la oxigenación del agua, beneficiando la salud del ecosistema fluvial.
El estudio de las cascadas y su formación ofrece valiosas lecciones sobre la historia geológica de la Tierra, los procesos de erosión y sedimentación, y los efectos del cambio climático en los recursos hídricos. A medida que el cambio climático impacta los patrones de precipitación global, el caudal de muchas cascadas puede verse afectado, alterando no solo su aspecto estético sino también su papel ecológico.