Baja California, al ser un territorio que conecta al país con Estados Unidos, ha sido considerado por los grupos criminales como una oportunidad para traficar drogas a lo largo de varias décadas. No obstante, existe un negocio adicional que el Cártel de Sinaloa se ha encargado de explotar, de acuerdo con una reciente investigación de Zeta Tijuana.
En el puerto de Ensenada, un grupo de extorsionadores ha puesto la cadena productiva de pescado y mariscos en manos de los hermanos Alfonso y René Arzate García, operadores de Ismael ‘El Mayo’ Zambada que lideran la célula conocida como Los Arzate.
Acorde con la información obtenida por Zeta Tijuana, la red de extorsiones tenía como sede principal una pescadería irregular ubicada en el cruce de la avenida Pedro Loyola y la calle Guaymas.
Este sitio era el lugar obligado para que los comerciantes de esta industria compraran y distribuyeran su mercancía. La Casita del Camarón, que antes llevaba por nombre Ericks Pescadería, no contaba con permisos de operación comercial, no estaba inscrita en el Registro Público de la Propiedad y carecía de cualquier tipo de licencias de construcción, medio ambiente y Protección Civil. Sin embargo, jamás fue clausurada.
En febrero de 2024, el establecimiento fue objeto de un ataque con bombas molotov que, aparentemente, se derivó de una disputa interna entre operadores del cártel para adueñarse del negocio.
A raíz de esto, según agentes de investigación anónimos que hablaron con Zeta Tijuana, a los vendedores de mariscos y pescados en la Zona Centro les impusieron una cuota de entre 30 mil y 60 mil pesos mensuales por cobro de piso. Además, les exigen a sus víctimas los nombres de otras personas relacionadas con la industria para incrementar sus extorsiones.
Como parte de su modus operandi, las investigaciones compartidas con el citado medio detallaron que los miembros de la organización delictiva primero hicieron se dedicaron a visitar y consumir en distintos negocios para preguntarles por sus proveedores.
Con esta información, los cabecillas del cártel comenzaron a reclutar bajo amenazas a los administradores y dueños de distintas pescaderías para que les vendieran los insumos sólo a ellos. De esta manera, el grupo se consolidó como el único autorizado para proveer a restaurantes y comedores, a quienes les venden la mercancía con un sobreprecio de entre 5 y 15%.
Como ejemplo de esta red, Zeta Tijuana obtuvo información de un intermediario, apodado ‘El Porras’, que cobra cinco pesos por cada kilogramo de camarón que se vende. La venta diaria estimada de esta proteína se calcula en aproximadamente 30 toneladas, lo que representa una ganancia de 150 mil pesos para el cártel al día sólo por este producto.
Denuncias anónimas que llegaron a la Cámara Nacional de las Industrias Pesquea y Acuícola (Canainpesca) de Baja California expusieron que la cadena criminal abarca desde los lancheros que extraen el producto del mar hasta los restauranteros que venden el producto terminado.
Para abril de 2024, los trabajos de inteligencia citados por Zeta Tijuana identificaron el Mercado Negro de la zona centro como la principal base de operaciones del CDS, pues aparentemente tienen inmuebles de seguridad en esa área.
Además, se registraron al menos mil llamadas de extorsión realizadas desde diversos puestos y restaurantes de dicho mercado, así como desde la plaza comercial ubicada a un costado.
La violenta incursión del crimen organizado en esta industria incluso ha obligado a directivos de cooperativos de mariscos a exiliarse en otros países debido a las amenazas de muerte que han recibido.
Y aunque distintos empresarios del puerto han presentado las denuncias correspondientes por extorsiones e intimidaciones, algunos han desistido de ellas por las amenazas, o bien, por la nula respuesta de las autoridades locales.