El Sistema de Transporte Colectivo Metro de la Ciudad de México (STC) no ha podido adentrarse mucho en territorio mexiquense a pesar de contar con un plan maestro, por lo que el Estado de México se ha puesto como meta construir su propio Metromex y conectar estos dos medios de transporte en beneficio de millones de usuarios del Valle de México.
El Plan Colibrí del gobierno mexiquense considera la construcción de 200 kilómetros para la red de ocho líneas del Metromex, y para agilizar su construcción y reducir costos, se considera usar trenes del tipo DRT (Digital Rail Transit), los cuales pueden circular sobre avenidas de asfalto, tal como el que está en pruebas en la ciudad de Monterrey.
Son similares al Tren Ligero que opera al sur de la CDMX, sólo que estos trenes de diseño futurista son más extensos y tienen neumáticos, por lo cual se desplazan por las mismas avenidas que los automóviles, permitiendo ahorrar en la instalación de vías y catenarias.
El plan del gobierno mexiquense es que las líneas 1, 6, 7 y 8 del Metromex usen este tipo de moderna tecnología. La primera tendrá conexión con la Línea B del Metro, de modo que el DRT recorra de Múzquiz hacia el Parque Ecológico de Texcoco.
Posteriormente, la zona de Atizapán y Tlalnepantla tendrán conexión con la terminal Politécnico, de la Línea 5 del Metro de la CDMX.
Así funciona la tecnología DRT
La implementación de trenes articulados sin catenarias ni rieles físicos representa un avance significativo en el transporte público.
Estos vehículos, capaces de transportar hasta 340 pasajeros y alcanzar velocidades de 70 kilómetros por hora, funcionan a través de baterías y cuentan con tecnología de conducción autónoma.
Su diseño permite una integración eficiente en el entorno urbano, ya que pueden compartir vías con otros automóviles sin requerir infraestructuras especiales para su operación.
Estos trenes articulados de tres vagones con doble cabina llevan a cabo sus desplazamientos apoyándose en un innovador sistema de guías magnéticas que se ubican sobre el asfalto, permitiéndoles cambiar de dirección sin las maniobras extensas que necesitan sistemas de transporte como el Metrobús o Mexibús.
La incorporación de este tipo de transporte no solo mejora la capacidad de movilización de los ciudadanos sino que también aporta al desarrollo sostenible de las ciudades, reduciendo la dependencia de fuentes de energía no renovables y la emisión de contaminantes.
La autonomía de estos trenes se garantiza a través de un conjunto de tecnologías avanzadas, entre las que se incluyen la dirección controlada electrónicamente en sus ruedas y sistemas de sensores capaces de detectar cualquier obstáculo en su trayectoria, similar a las tecnologías empleadas en vehículos como los de la marca Tesla.
Sin embargo, no elimina la necesidad de supervisión humana, ya que cada tren aún requiere de un operador que monitorice su funcionamiento y garantice la seguridad durante el viaje.
La introducción de estos vehículos no solo representa un salto cualitativo en términos de tecnología y capacidad de transporte sino que también se perfila como una solución ante los crecientes problemas de movilidad urbana, ofreciendo una alternativa eficiente, sostenible y adaptable a las necesidades actuales de las ciudades.
Con su capacidad para integrarse suavemente en la infraestructura vial existente, estos trenes articulados plantean una visión innovadora para el futuro del transporte público.
Esta forma de transporte se desarrolló como una solución para áreas donde los servicios de transporte público tradicional no eran eficientes ni económicamente viables. El DRT ofrece una alternativa más flexible que se adapta a las necesidades específicas de los usuarios en tiempo real, utilizando para ello tecnología avanzada para la gestión de rutas y reservas, es decir, el viaje se solicita a través de una aplicación.