El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres Guadarrama, se encuentra en la mira debido a la crisis de agua contaminada que llegó en los últimos días a varias colonias de la alcaldía Benito Juárez, sobre todo después de que en cuestión de una semana pasó de defender la calidad del líquido suministrado a confirmar que éste sí contenía restos de aceite o lubricantes y suspender el pozo de dónde provenía.
El hecho se remonta a finales de marzo, cuando en redes sociales y medios de comunicación vecinos de al menos nueve colonias -como Narvarte, Nápoles, Nochebuena y Del Valle- denunciaron que el agua potable de sus casas olía a combustible y tenía una consistencia aceitosa; algunos de ellos, exhibieron que ya tenían algunos malestares de salud, físicos e incluso problemas económicos, pues se vieron obligados a comprar garrafones de agua no sólo para consumo, sino también para llevar a cabo sus actividades diarias.
Tras una protesta de más de nueve horas, la noche del martes 9 de abril personal del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex), Petróleos Mexicanos (Pemex), el Ejército, la Guardia Nacional y de la secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil de la CDMX aseguraron y cerraron el Pozo Alfonso XIII, ubicado en la colonia del mismo nombre de la alcaldía Álvaro Obregón; asimismo, se cerraron dos empresas cercanas de donde se investiga si provinieron los contaminantes que llegaron a la red de suministro hídrico. A dos días del cierre del pozo, los vecinos siguen protestando en la zona de Insurgentes Sur y Xola, en demanda de respuestas por parte de las autoridades capitalinas.
Le recuerdan al jefe de Gobierno el caso de la ‘Leche Betty’
El exalcalde de Benito Juárez y actual candidato de la oposición a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, Santiago Taboada Cortina, reclamó “la torpeza” en el actuar de Martí Batres en lo que podría ser “una emergencia de salud pública”. A este reclamo se sumaron los de los capitalinos que lo acusan de ser un “especialista en envenenar a la población”, esto en alusión a otro escándalo de hace 25 años, cuando era diputado del entonces Distrito Federal por el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
En redes sociales se pueden leer mensajes como “Martí Batres es especialista en envenenar a la población: Primero les dio leche con caca. Ahora les da agua con aceite”, “El porro Martí Batres primero repartió leche con heces fecales, ahora agua con gasolina. ¿Qué sigue con este corruptazo?”, “Pensé que, como sociedad, habíamos aprendido que Martí Batres no debe ejercer ningún cargo público cuando le vendió leche con caca al Departamento del Distrito Federal. Pero no, parece que necesitamos una segunda lección, ahora con diésel en el suministro de agua potable”.
El caso del que hablan es el de la famosa ‘Leche Betty’. El 27 de enero de 1999, el periódico La Crónica de Hoy publicó en primera plana que los diputados vendieron a bajo costo leche de la marca ‘Betty’ en recipientes de plástico y cartón con los logos del PRD, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF, hoy Congreso de la Ciudad de México) y los nombres de Batres Guadarrama, y otros personajes como Antonio Padierna Luna (hermano de la morenista Dolores Padierna), Francisco Chíguil (exalcalde de Gustavo A. Madero) y más de una veintena de legisladores locales.
Este ‘programa de abasto popular’ requería que las personas de comunidades pobres llevaran copias de su credencial de elector y de las actas de nacimiento de los niños y personas de la tercera edad de sus familias; sin embargo, el fin de éste era que se afiliaran a la Unión de Abasto Popular, organización ligada al Sol Azteca, denunció el medio; un día después, el 28 de enero, La Crónica publicó que Batres defendía su programa y que seguiría vendiendo el litro de leche a 2.50 pesos en apoyo a los ciudadanos que más lo necesitaban.
El bombazo vino el 29 de enero, cuando dicho diario publicó en su portada “Oficial: no es leche y está contaminada”, pues un estudio de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) había analizado la controversial ‘Leche Betty’ y encontró que no era leche, ni siquiera un derivado lácteo, y que además contenía heces fecales.
El análisis fue hecho a petición del presidente del PRD en el DF, Armando Quintero, tras el ‘periodicazo’ y después de las publicaciones -las cuales Batres acusó que eran un ataque ‘salinista’, cerraron la empresa fabricante, Superlechería SA de CV, y el escándalo quedó ahí, aunque se ordenó investigar si se desviaron recursos para comprar el producto.