El Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano (GTM), conocido también por su denominación en inglés, Large Millimeter Telescope (LMT), destaca como el radiotelescopio de tipo plato único más grande del mundo gracias a su superficie activa de 50 metros de diámetro. Esta colosal estructura, diseñada para captar ondas de radio en longitudes de onda entre 0.85 y 4 mm, es fruto de una colaboración binacional en la que México participa con un 70% y Estados Unidos con un 30%, siendo gestionado por el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) y la Universidad de Massachusetts en Amherst (UMass-Amherst), respectivamente.
El propósito central del GTM no solo abarca la realización de investigaciones de vanguardia sino también la formación de futuros científicos e ingenieros, junto con el desarrollo de nuevas tecnologías destinadas al beneficio social. Su objetivo científico esencial radica en el estudio de la formación y evolución de estructuras cósmicas a lo largo de la historia del Universo. Esto incluye la observación de objetos celestes caracterizados por su baja temperatura, que comúnmente presentan enormes cantidades de polvo estelar y/o gas molecular, como son los cometas, planetas, discos protoplanetarios, estrellas en diferentes etapas de su ciclo de vida, galaxias activas, entre otros.
Entre los objetos de interés para el GTM se encuentran fenómenos y estructuras astronómicas tales como nubes moleculares, regiones de formación estelar, núcleos galácticos activos, galaxias en etapas tempranas de su desarrollo marcadas por un alto corrimiento al rojo, y conglomerados de galaxias. Además, este telescopio juega un papel crucial en el estudio de la radiación del fondo cósmico de microondas, ofreciendo datos esenciales para entender mejor la expansión y evolución del cosmos. A través de este enfoque, el GTM no solo contribuye significativamente al avance de la astrofísica y la cosmología sino que también facilita la creación de tecnología innovadora aplicable en múltiples sectores.
Este proyecto binacional no solo consolida la cooperación internacional en el campo de la ciencia y tecnología sino que también afirma el compromiso de ambas naciones participantes hacia el avance del conocimiento científico universal. A través del GTM, científicos de México y Estados Unidos, junto con colaboradores internacionales, exploran los confines más remotos del Universo, proyectando luz sobre algunas de las preguntas más fundamentales de nuestra existencia y el cosmos que habitamos.
El Gran Telescopio Milimétrico (GTM) ubicado en Puebla, México, enfrenta un futuro incierto debido a que los fondos para su operación cesarán el 31 de agosto. La comunidad científica, incluyendo destacados astrofísicos mexicanos e internacionales, ha hecho un llamado urgente al Gobierno de México para salvar este proyecto crucial para la investigación astronómica. Situado en la cima del volcán Sierra Negra, en el Parque Nacional Pico de Orizaba, el GTM es reconocido como el telescopio de plato único y móvil más grande del mundo, con contribuciones significativas en la exploración del universo.
Este emblemático proyecto, una colaboración entre México y Estados Unidos, y respaldado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), está en peligro debido a la conclusión del financiamiento actual. Los investigadores del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) han destacado la importancia del GTM en múltiples áreas, desde impulsar la investigación hasta fomentar la formación de talento y la divulgación científica. La suspensión de sus actividades no solo amenaza el avance científico sino que también podría afectar las relaciones y compromisos internacionales vinculados al proyecto.
Ante la inacción del Conacyt y la falta de fondos garantizados para la continuidad del proyecto, más de 1.300 personas del sector han respaldado la petición de los científicos para asegurar la operación del GTM. Este telescopio ha jugado un papel fundamental en descubrimientos astronómicos de relevancia mundial, incluyendo la captura de la primera imagen de la sombra de un agujero negro supermasivo. La pérdida de este recurso representaría un retroceso no solo para la ciencia en México sino también para la comunidad científica internacional.
La comunidad científica aguarda una respuesta y acciones concretas por parte del gobierno para mantener el funcionamiento de esta infraestructura clave en la investigación del espacio. La situación actual subraya la necesidad de una estrategia sostenida de financiamiento para proyectos de gran envergadura que posicionan a México en la vanguardia de la ciencia mundial.