La icónica película El ángel exterminador del aclamado cineasta Luis Buñuel es una pieza fundamental del cine. Pero, ¿qué ha sido de la mansión donde se filmó esta obra maestra del surrealismo cinematográfico?
La historia de esta mansión, que sirvió como escenario principal para la película, tiene sus raíces en la exuberante Ciudad de México, específicamente en Polanco. Ubicada en la calle Homero, antes Avenida Rocafuerte, entre Calderón de la Barca y Edgar Allan Poe, la propiedad ha sufrido una transformación total.
¿De qué trata El ángel exterminador?
La trama de El ángel exterminador se desarrolla en torno a una cena en la mansión de los Nóbile, donde los invitados descubren, de manera inexplicable, que no pueden salir del salón de su anfitrión. Lo que comienza como una situación desconcertante se convierte rápidamente en un desafío desesperado por parte de los invitados, quienes luchan por sobrevivir y encontrar una salida de la casa mientras los días pasan.
En medio de esta premisa aparentemente simple, Buñuel teje una narrativa profundamente simbólica y surrealista que explora temas universales como la sociedad, la moralidad y la naturaleza humana. A medida que los personajes se enfrentan a su encierro, se revelan sus miedos, obsesiones y vulnerabilidades, creando un ambiente tenso y claustrofóbico que desafía las convenciones sociales y psicológicas.
Luis Buñuel no quería filmar en México
Originalmente, Luis Buñuel quería llevar a cabo la filmación en Francia, buscando capturar la esencia más pura de la burguesía. Sin embargo, gracias a los esfuerzos de Silvia Pinal y Gustavo Alatriste, productores de la película, se logró convencer a Buñuel de realizarla en México.
Después de superar algunos obstáculos, como la búsqueda de servilletas específicas para el director, Pinal y Alatriste lograron encontrar la locación perfecta: una majestuosa mansión en Polanco. Esta mansión, originalmente propiedad de Maximino Ávila Camacho, hermano del expresidente de México, fue construida entre 1942 y 1944 con la intención de reflejar el poder y la opulencia de la alta sociedad de la época.
Con una extensión de 5 mil 400 metros cuadrados, la mansión de Ávila Camacho era un símbolo de lujo y extravagancia. Su diseño, a cargo de Manuel Giraud Esteva y Fernando Parra Hernández, destacaba por su mezcla entre elementos clásicos y modernos, lo que la convertía en el escenario perfecto para la visión surrealista de Buñuel.
La mansión se convirtió en otro personaje
Durante la filmación de El ángel exterminador, la mansión se convirtió en un personaje más de la película. Sus amplios salones, paredes de mármol y escaleras ceremoniales agregaron una atmósfera única y enigmática a la historia. Buñuel logró capturar la esencia de la decadencia de la clase alta mexicana a través de los lujosos rincones de esta mansión.
Sin embargo, después del rodaje, la mansión pasó por varias manos y transformaciones. En la década de 1970, fue adquirida por Raúl López Sánchez, ex gobernador de Coahuila, cuya esposa dividió el terreno para construir casas y departamentos. Aunque la casa original quedó atrapada entre nuevas edificaciones, su legado perduró en la memoria de quienes conocieron su historia.
En 2016, un grupo de inversionistas adquirió la mansión con la intención de densificar el terreno y construir nuevos complejos de departamentos en el área de Polanco. Este movimiento despertó preocupaciones entre los amantes del patrimonio cultural, quienes temían que la historia y el encanto de la mansión se perdieran en medio de la modernización urbana.
La mansión donde se filmó El ángel exterminador sigue siendo un recordatorio tangible del legado de Buñuel y su impacto en la cinematografía mundial. Aunque su destino futuro puede ser incierto, su importancia histórica y cultural perdurará en la memoria de aquellos que aprecian su relevancia en la historia del cine mexicano.