Así era el grupo de WhatsApp de narcomenudistas de La Unión Tepito

Una de las detenciones que más enfureció a los líderes de La Unión Tepito fue la de Víctor Vázquez Alor, alias “El Alor”, quien de manera inexplicable, para un criminal de su jerarquía, guardaba en su teléfono celular videos de ejecuciones, amenazas, lista de clientes (narcomenudistas) y un grupo de WhatsApp en el que estaban agregados varios de los integrantes del llamado “Cártel Chilango”.

La importancia de “El Alor” para La Unión Tepito radicaba en su jerarquía dentro del “ala fresa” del grupo criminal, pues por arriba de él sólo se encontraban dos personajes: “El Pistache” y “El Tiger”, también conocidos como David García Ramírez y Daniel Eduardo León, ambos detenidos en octubre de 2018 en un lujoso departamento de Santa Fe, en la Ciudad de México.

Pero dos meses antes de dichas detenciones, las autoridades capitalinas lograron tener acceso al celular de “El Alor” y descubrir el “tesoro” que ocultaba: era el 5 de agosto de 2018 -apenas tres días antes de la caída de “El Betito”- cuando el tercero al mando de La Unión Tepito fue capturado mientras jugaba “carreritas” a bordo de una motocicleta.

Hay un hombre atado de los pies al pecho con plástico a una columna de concreto, no lleva playera y recibe uno y varios golpes más con un palo de escoba hasta que éste se rompe sobre su cabeza y el torturado pierde el conocimiento. Nunca se supo si murió o no.

La tortura quedó grabada en video y fue enviado al grupo de WhatsApp que “El Alor” tenía con narcomenudistas y otros integrantes de La Unión Tepito, según lo revelado en el libro “El Cártel Chilango”, del periodista Antonio Nieto.

Junto al video, “El Alor” envió un mensaje y una amenaza a los demás narcomenudistas al servicio de La Unión Tepito: “Eso va para los que pagan cuando quieren, para los que se enfiestan y no saben ser responsables (...) Esto no es un juego, es un cártel”.

En las indagatorias de las autoridades se detectaron al menos cuatro grupos de WhatsApp administrados por “El Alor”: Cabezas Condesa, Dormidos, Perdidos y Zonas y Sur, en ellos se compartían la ubicación de retenes de la policía, servían para trabajos de halconeo y también se compartían notas periodísticas con información que involucraba al cártel. Se presume que Vázquez Alor era quien controlaba toda la venta de droga y extorsiones en los antros y bares de la Ciudad de México.

El teléfono de “El Alor” contenía más imágenes y videos similares, pero también almacenaba llamadas con “El Pistache” -la última a menos de una hora de su captura- y otros miembros del cártel. Las autoridades tenían los nombres y cuentas de Facebook de otros narcos chilangos: un error que no perdonaron.

De acuerdo con la investigación de Antonio Nieto, todos los narcomenudistas y extorsionadores se reportaban cada semana con “El Alor”; él era el encargado de recibir las ganancias por la venta de droga y repartir las armas y los vehículos que se necesitarían cada semana para las operaciones del cártel.

De ahí que tuviera grupos de WhatsApp para coordinar a los más de 100 narcomenudistas que trabajaban bajo su mando y que cada semana le entregaban cerca de un millón de pesos.

Sin embargo, su celular también ayudó a las autoridades a fijar las ubicaciones de otros líderes que cayeron en los siguientes meses, entre ellos los de sus jefes inmediatos “El Pistache”, “El Tiger” y “El Betito” -aunque de esto último no hay evidencia-.

Lo que si se sabe es que pese a su rango en La Unión Tepito, “El Alor” fue liberado en noviembre de 2018 tras pagar una fianza de 14 mil pesos. La libertad le duró poco pues el 3 de mayo de 2019 un pistolero del cártel lo esperó afuera de su casa en la alcaldía Iztapalapa.

Pasaban de las 2 de la mañana cuando “El Alor” recibió una seguidilla de disparos que lo arrojaron al suelo de inmediato; todavía intentaba jalar aire cuando Eduardo Clemente, alias “El Bandido”, tomo su celular y huyó de la escena del crimen. Más tarde, cuando la policía lo capturó dijo que lo asesinó por traidor; después se rumoró que “El Pistache” fue quien le puso precio a su cabeza; respecto al teléfono de “El Alor”, sólo se sabe que no cayó en manos de la policía.