En qué mes se espera que comience la temporada de lluvias en México

La temporada de lluvias 2024 en México se anticipa frente a un escenario de sequía que ha durado meses sin mostrar una disminución. El problema afecta a la Ciudad de México y a otros estados del norte del país. La industria ganadera y los agricultores, sectores críticos para el sostenimiento económico y alimentario del país, se ven especialmente expectantes ante la promesa de alivio que las lluvias traerían tras meses de adversidades.

La influencia del cambio climático en los patrones metereológicos habituales enfatiza la importancia de adoptar medidas de precaución. La prevención y preparación son clave para mitigar los impactos adversos de las lluvias, al tiempo que se maximizan sus beneficios, especialmente en sectores críticos como la agricultura y la ganadería. La llegada de la temporada de lluvias, a pesar de sus desafíos, es vista como una oportunidad crucial para recargar los acuíferos y sostener las actividades productivas que sustentan a la población.

La temporada de huracanes dará inicio el 15 de mayo en las costas del Pacífico y el 1 de junio de 2024 en el Atlántico, aunque las lluvias podrían presentarse antes de estos periodos. Según proyecciones del Servicio Meteorológico Nacional, se prevé que las precipitaciones comiencen en mayo para el sur y sureste del territorio, mientras que para el norte y noreste se esperaría el inicio de la temporada en junio, con Chiapas, Tabasco y Veracruz posiblemente recibiendo lluvias tempranas. Esta información resalta la urgencia de preparativos ante la inminente temporada de lluvias, apuntando a una variabilidad intensificada por el calentamiento global, que complica la predicción exacta de estos fenómenos.

La sequía ha afectado tanto a los estados como a la Ciudad de México (CDMX). El Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) ha señalado como alarmante el problema debido a sus potenciales efectos en la economía local y la producción nacional de alimentos. La falta de precipitaciones, como lo explica José Domingo Figueroa Palacios, presidente del IMEF, podría tener impactos significativos en la capacidad del país para mantener sus niveles habituales de producción y exportación agrícola.

La sequedad prolongada ya está repercutiendo en la operatividad diaria de diversos establecimientos que van desde restaurantes hasta panaderías, restringiendo su capacidad para sufragar los gastos de producción usuales. Este fenómeno no solo pone en riesgo la actividad económica de estos negocios, sino que, si persiste la falta de lluvias, podría comprometer hasta un 25% del Producto Interno Bruto (PIB) de la región metropolitana, la cual comprende tanto a la Ciudad de México como al Estado de México. Tal situación demuestra la severidad de la sequía como una presión directa sobre el tejido económico del área, uno de los más productivos del país.