Luis Eduardo Schelly bien podría haber sido el protagonista de una película filmada en uno de los edificios con mayor historia en el corazón de la Ciudad de México: el Palacio Negro de Lecumberri fue su hogar por 20 años, pero eso no le impidió crear un negocio criminal enfocado a la falsificación de dólares.
Similar al personaje interpretado por Leonardo DiCaprio en la cinta “Atrápame si puedes”, Eduardo Schelly falsificó miles de dólares en billetes de 5, 20 y 100, así como cheques de American Express desde 1936 hasta su detención en la Ciudad de México en 1942.
Schelly nació en Venezuela pero desde temprana edad huyó a Chicago, Estados Unidos, escapando de la justicia de su país que lo buscada por fraude financiero; ya en la ciudad de los vientos se convirtió en uno de los hombres cercanos a Lucky Luciano, un importante líder de la mafia italiana instalado en la creciente metrópoli estadounidense.
Sin embargo, al principio de la década de los 40 tuvo que volver a huir de la justicia y eligió a México como su destino para seguir falsificando dólares; empero, a petición de las autoridades norteamericanas, el Gobierno de México lo detuvo el 16 de abril de 1942 bajo el cargo de “falsificación de documentos bancarios”, según se lee en el expediente 193/42 difundido por la cuenta de X @archiveroexp.
“Con motivo de los trabajos de investigación de nuestros agentes, éstos han visitado con frecuencia la Penitenciaría del Distrito Federal e investigaron que el falsificador antes mencionado, tiene en la celda que ocupa en la Penitenciaría cliches que utiliza para falsificar documentos bancarios y papel moneda”, se lee en un documento de la Dirección Federal de Seguridad sellado el 3 de febrero de 1948.
Los presos de Lecumberri
De acuerdo con el expediente del caso, Luis Eduardo Schelly intercambiaba los dólares falsos con los familiares de otros presos en Lecumberri hasta que obtuvo su libertad en 1961, momento en el que se le deportó a Venezuela.
Uno de los hombres que le siguió los pasos al “falsificador de Lecumberri” fue el doctor Alfonso Quiroz Cuarón, considerado como el padre de la criminología mexicana, quien trabajaba para el Banco de México hasta que la Dirección Federal de Seguridad lo acusó de ser un espía al servicio de la Unión Soviética.
Otro de los personajes que acompañaron a Eduardo Schelly durante sus 20 años en Lecumberri fue el muralista mexicano David Alfaro Siqueiros, quien ingresó a la cárcel en 1959 bajo los cargos de ser un peligro para la nación debido a su militancia comunista.
Aunque no en la misma época, otras figuras célebres que pisaron el Palacio Negro de Lecumberri fueron Pancho Villa, Ramón Mercader -asesino de León Trotsky-, José Revueltas, Francisco Guerrero Pérez “El Chalequero” -considerado como el primer asesino serial de México- y Juan Gabriel “El Divo de Juárez”.
Lejos de los personajes que pisaron Lecumberri por breves momentos, el caso de “El Chalequero” conmocionó a México a finales del siglo XIX por los asesinatos de alrededor de 20 prostitutas entre 1880 y 1888, lo que lo convirtió en el Jack el Destripador mexicano.
“El Chalequero” también es comparado con otros criminales seriales de la talla de Ted Bundy, Harold Shioman, Luis Alfredo Garavito y Gilles de Rais; de acuerdo con las investigaciones de la época, se ganaba la confianza de sus víctimas a hacerse pasar como un cliente más: era galante, educado y bien parecido -dicen los periódicos-, pero violaba a las prostitutas antes de estrangularlas o degollarlas, a algunas incluso las decapitó con el mismo cuchillo que utilizaba para curtir la piel en su zapatería; cometidos los crímenes, arrojaba los cuerpos al Río Consulado.