La Organización Panamericana de la Salud (OPS) advierte sobre el alto riesgo de mortalidad fetal y el desarrollo del síndrome de rubéola congénita (SRC) cuando la infección por rubéola se contrae en las primeras etapas del embarazo. Este trastorno ocasiona graves defectos congénitos que pueden afectar el desarrollo del cerebro, así como la visión y audición del neonato.
El SRC se destaca por su severidad ya que compromete la salud del bebé en múltiples aspectos. La infección por rubéola durante el embarazo, especialmente en el primer trimestre, aumenta significativamente las posibilidades de que el bebé nazca con este síndrome, subrayando la importancia de la inmunización y detección temprana de la enfermedad. Este panorama resalta la urgencia de adoptar medidas preventivas para proteger tanto a las embarazadas como a los recién nacidos de los riesgos asociados a la rubéola.
La relación entre la rubéola con el autismo
Se ha explorado la conexión entre la infección por el virus de la rubéola, el síndrome de rubéola congénita (SRC) y su vínculo con el autismo. Se sugiere que el autismo puede ser tanto un componente del SRC como un fenómeno mayoritariamente posnatal, conocido como autismo regresivo. Esta propuesta abre nuevas vías para la investigación utilizando células madre pluripotentes inducidas y células de la capa germinal embrionaria.
La hipótesis central plantea que los síntomas de la rubéola pueden atribuirse a alteraciones en el metabolismo de la vitamina A. Lo anterior resulta en una serie de disfunciones inflamatorias leves. Estas alteraciones, que se presenta durante la infección activa, podrían explicar casos de autismo asociado con la rubéola cuando la infección ocurre en las primeras etapas del embarazo, de acuerdo con un estudio publicado en la revista International Journal of Environmental Research anda Public Health.
Por otro lado, la investigación discute cómo factores posnatales comunes, incluyendo determinadas vacunas, la ingestión de alimentos enriquecidos con vitamina A y la exposición a herbicidas, podrían influir en la aparición de autismo regresivo mediante mecanismos similares.
Se subraya la importancia de un diagnóstico temprano para identificar posibles casos de TEA (Trastorno del Espectro Autista) y RSC potencialmente ligados a exposiciones nocivas durante el embarazo. Además, se propone que niños con condiciones preexistentes relacionadas con el hígado y trastornos metabólicos, o aquellos prematuros, podrían ser más susceptibles al autismo y otras alteraciones del desarrollo neurológico debido a modificaciones en el metabolismo de la vitamina A.
Para probar esta teoría, se sugiere un estudio comparativo de la función hepática, la actividad enzimática de la vitamina A y los perfiles de concentración de retinoides entre niños con autismo y sujetos control. Los resultados podrían allanar el camino para nuevas estrategias dietéticas y terapéuticas dirigidas a tratar el TEA y desórdenes metabólicos y alérgicos relacionados.
Las antecedentes del vínculo entre el autismo y la rubéola
Investigaciones epidemiológicas han enfatizado repetidamente esta conexión desde un notable brote de rubéola en Estados Unidos durante la mitad de la década de 1960. En esa época, las autoridades sanitarias identificaron un incremento inusual en los casos de autismo registrados hasta ese entonces, según el sitio Spectrum, dedicado a la investigación y el análisis del autismo en aquel país.
Este descubrimiento, aunque inicial, fue un punto de inflexión que ha servido para realizar más investigaciones al respecto. Sin embargo, estos nuevos análisis incluyen una variedad de infecciones maternas que potencialmente afectan el desarrollo neurológico del feto. Los estudios han evidenciado que la exposición a ciertos patógenos, entre los cuales resalta la influenza, durante el embarazo. Esta enfermedad podría tener un impacto negativo de dimensiones importantes en la probabilidad de que el niño desarrolle autismo, o esté dentro del espectro de este trastono.