Para no dañar la salud de los ojos durante el eclipse solar total, los especialistas recomiendan a la población utilizar métodos indirectos, pues mirarlo de forma directa podría quemar la retina y como consecuencia sufrir la pérdida de la visión central.
El médico oftalmólogo David Lozano, académico de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, advirtió que una lesión de este tipo es irreversible, por lo tanto es importante no correr riesgos durante el eclipse del próximo lunes 8 de abril.
A pesar de la aparente oscuridad que rodea a estos eventos, los rayos ultravioleta e infrarrojos del sol permanecen igual de perjudiciales, pudiendo causar daños irreparables en la retina con solo una breve exposición.
Lozano explicó que este error común puede llevar a una retinopatía solar, una afección donde el foco intenso de luz solar daña la mácula, una parte crucial del ojo para la visión central y el reconocimiento de detalles como los rostros.
Esta lesión se traduce en un deterioro permanente que afecta significativamente la calidad de vida del individuo, limitando su capacidad para leer o identificar rostros claramente.
El especilista de la UNAM señaló que días después de estos fenómenos astronómicos algunas personas acuden a los consultorios médicos para pedir ayuda, pues aunque mantienen la visión periférica, han dejado de distinguir rostros.
“Eso es irreversible y, una vez llegado ese punto, los oftalmólogos tenemos poco o nada qué hacer”, señaló el académico de la Facultad de Medicina.
Los fenómenos astronómicos, especialmente los eclipses solares, atraen a una gran cantidad de espectadores cada año, deseosos de observar el momento cuando la Luna se interpone entre la Tierra y el Sol, generando impresionantes imágenes en el cielo.
Sin embargo, esta maravilla natural oculta un peligro significativo para la salud ocular, insistió el especialista en oftalmología, David Lozano.
Durante un eclipse, el bloqueo temporal del sol por parte de la luna, lejos de oscurecer completamente el ambiente, puede engañar a los observadores al reducir la luminosidad general, lo que hace que fijar la vista directamente en el fenómeno parezca menos riesgoso.
“Pero no debemos sucumbir a esa tentación; aunque la Luna oculte al astro, a su alrededor se formará un halo por donde seguirá filtrándose la luz solar con la misma cantidad de rayos ultravioleta e infrarrojos de siempre, por lo que una breve exposición a ellos bastará para quemarnos la retina”, alertó el especialista de la UNAM.
A pesar de la atracción que generan estos eventos astronómicos, Lozano recomendó a la población a tomar precauciones serias al observar eclipses, recomendando el uso de gafas de protección especializadas que filtren los dañinos rayos ultravioleta e infrarrojos.
“Si miramos al Sol en condiciones normales nuestra reacción instintiva será achinar los ojos, lagrimear y apartar la vista, pero durante un eclipse las reglas cambian, pues cuando la Luna oculta al astro es más sencillo clavar la mirada en el cielo sin pestañear, lo que le permite a la luz entrar en nuestros ojos y provocar una retinopatía solar”, explicó.
También subrayó la importancia de educar sobre los riesgos asociados con la observación directa del Sol, incluso cuando este se encuentre parcialmente oculto. La falta de conciencia sobre estos riesgos, lamentablemente, se refleja en el aumento de consultas oftalmológicas posteriores a estos eventos, donde las personas reportan síntomas de daño visual irreversible.
Su llamado a la precaución busca prevenir consecuencias que podrían alterar de forma permanente la capacidad visual de quienes, llevados por la curiosidad y el entusiasmo, se exponen sin la protección adecuada a este espectáculo celestial.
Aunque existen métodos como las gafas especiales, es preciso que estas cuenten con la certificación necesaria y en el caso de no ocnseguirlas, lo ideal es optar por métodos de observación indirecta.