El presidente Andrés Manuel López Obrador defendió e hizo una mención honorífica a los sonidos y grabaciones de los vendedores ambulantes y músicos que están en “ciudades y pueblos”.
López Obrador criticó los comentarios en contra de estos sonidos, como ejemplo mostró la publicación de María Marván Laborde, exconsejera del Instituto Federal Electoral (IFE), ahora INE, quien en 2019 se quejó del volumen y la hora en que pasó un vendedor de tamales con su altavoz anunciando su paso por las calles con su característica grabación.
“Es un abuso, y parte del desorden de la ciudad ingobernada, que a las 22:43 (horas) pase el vendedor de tamales con el altavoz a todo volumen ‘tamaaales oaxaqueños...lleeeve sus ricos tamales oaxaqueños....’”, se lee en la publicación publicada en X, antes Twitter, de María Marván Laborde.
El titular del Ejecutivo enlistó otros sonidos de vendedores ambulantes que pueden escucharse en diferentes partes de México, cada uno tan particular que se puede saber qué ofrecen. “Es parte de la ciudad, los camotes asados, plátanos, el gas, el del fierro viejo. Yo no creo que pasen por ahí por donde vive Aguilares es una zona de fifí”, dijo en la conferencia de prensa de este 1 de abril.
Asimismo, contó que en la oficina donde trabaja en el Palacio Nacional disfruta de la música de un organillero. “Estoy ahí en la oficina con el organillero (sonando de fondo), estoy escribiendo, estoy atendiendo y cuando no está ‘¿qué pasó?’, tiene además un repertorio. Son personajes de las ciudades, de los pueblos, lo del pan, por ejemplo”.
Extranjera desata polémica contra los organilleros
En marzo, una mujer extranjera desató críticas después de que asegurara que la música de los organilleros es “contaminación auditiva”. De acuerdo con la información que se pudo recabar en sus redes sociales, Breanna C. es estadounidense que reside en la Ciudad de México.
Fue a través de su cuenta de Instagram donde se quejó de los organilleros y el sonido que producen, incluso pidió a la gente que desista de darles dinero en caso de encontrarlos por las calles de la ciudad.
“Darles dinero a estas personas es como decirles que está bien que contaminen con su ruido, por eso yo no lo hago. Además ni siquiera suena tan bien”, escribió en una storie la mujer estadounidense.