Estos son los tratamientos para la parálisis flácida aguda, síndrome detectado en Tlaxcala

Tlaxcala registra un total de 81 casos de parálisis flácida aguda (PFA), que afectan a 30 municipios de la entidad. Las autoridades sanitarias han identificado que 42 de estos casos están asociados con la bacteria Campylobacter jejuni, mientras que 34 han sido diagnosticados con el síndrome de Guillain-Barré (SGB). Además, se reportan cuatro fallecimientos que actualmente están bajo análisis para determinar su conexión con este brote.

Con el fin de contener la propagación de estos padecimientos y determinar su origen, la Secretaría de Salud en Tlaxcala han implementado medidas de supervisión desde el 11 de marzo. Las acciones se concentran en identificar la fuente de infección y en mitigar factores de riesgo conocidos, como la contaminación de agua potable, manejo inapropiado de alimentos, insuficientes niveles de cloración en sistemas de abastecimiento de agua y carencias en la higiene personal, particularmente el lavado de manos.

La parálisis flácida aguda se distingue por una pérdida repentina de la fuerza muscular, principalmente en brazos y piernas, lo que lleva a un deterioro notable del tono muscular y la ausencia de reflejos, teniendo un impacto severo en la capacidad del individuo para realizar movimientos voluntarios. La gravedad de esta afección varía, desde debilidad leve hasta parálisis total, e incluso puede comprometer funciones críticas como la respiración y la deglución, incrementando el riesgo de morbilidad y mortalidad entre los afectados.

Además de la poliomielitis, tradicionalmente asociada con este tipo de parálisis, factores variados como las enfermedades autoinmunes, por ejemplo, el SGB, han sido identificados como causantes de la PFA, resaltando la importancia de diagnósticos precisos y tratamientos oportunos para prevenir consecuencias graves, de acuerdo con la Secretaria de Salud (SSA).

La inmunoglobulina intravenosa (IVIG) se presenta como una alternativa terapéutica para afecciones como la PFA y la mielitis flácida aguda (AFM), aunque su eficacia aún no ha sido comprobada en estudios sistemáticos. Esta terapia, usada para tratar infecciones por enterovirus en pacientes con agammaglobulinemia, ha mostrado en estudios preliminares ser segura, aunque no exenta de posibles efectos secundarios como fiebre, dolor de cabeza y náuseas, de acuerdo con la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido.

La administración de IVIG se basa en la premisa de que su aplicación precoz tras el diagnóstico podría mejorar el pronóstico de pacientes con condiciones neurológicas graves. La terapia ha demostrado contener anticuerpos contra varios enterovirus, incluido el EV-D68, vinculado a brotes de enfermedades neurológicas. Sin embargo, su implementación como tratamiento queda aún en un área gris, dada la limitada evidencia y la necesidad de aprobación en contexto de enfermedades raras.