La Pasión de Cristo en Iztapalapa es una de las representaciones más grandes y emotivas que se llevan a cabo durante la Semana Santa en México, concretamente en la capital, la Ciudad de México. Este evento, que atrae a millones de espectadores tanto nacionales como internacionales, tiene una larga historia que se remonta a principios del siglo XIX.
Todo comenzó en 1843, cuando un brote de cólera azotó el entonces pueblo de Iztapalapa. Los habitantes, desesperados por encontrar alivio y protección ante esta enfermedad, prometieron representar la Pasión de Cristo si se salvaban de la epidemia. Milagrosamente, el brote disminuyó y, en agradecimiento, los pobladores cumplieron su promesa, dando inicio a una tradición que se ha mantenido y fortalecido a lo largo de los años.
La representación de la Pasión de Cristo en Iztapalapa no es sólo un evento religioso; es también una expresión profundamente cultural que refleja la fe, la historia y las tradiciones de la comunidad. A lo largo de la Semana Santa, los habitantes del lugar y actores voluntarios dan vida a los últimos días de Jesucristo, desde su entrada triunfal a Jerusalén hasta su crucifixión y resurrección.
El evento alcanza su punto álgido el Viernes Santo, cuando se lleva a cabo la procesión del Viacrucis. Durante esta jornada, las calles de Iztapalapa se transforman en el escenario de una emotiva representación que involucra a cientos de actores.
El papel de Jesús, uno de los más codiciados y exigentes, requiere meses de preparación física y espiritual por parte del elegido, quien carga una pesada cruz por las calles del barrio hasta llegar al Cerro de la Estrella, donde se escenifica la crucifixión.
Con el paso del tiempo, la Pasión de Cristo en Iztapalapa ha evolucionado, incorporando elementos que buscan mejorar la calidad de la representación y garantizar la seguridad de participantes y espectadores. Sin embargo, el corazón de esta tradición permanece inalterable, centrado en la fe y la devoción de una comunidad que se une año con año para dar vida a este profundo acto de fe.
La representación no solo es un acto de fe, sino también un importante motor turístico y económico para la región, fomentando la cohesión social y la transmisión de valores culturales y religiosos a las nuevas generaciones. En la actualidad, la Pasión de Cristo en Iztapalapa ha sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Ciudad de México, lo que subraya su importancia como evento cultural y religioso en el tejido social de la capital del país.
Con cada año que pasa, la Pasión de Cristo en Iztapalapa se reafirma como un vínculo esencial entre la fe, la tradición y la identidad de una comunidad que, a través de su representación, mantiene viva la esperanza y el compromiso de sus antepasados.
Cuándo empieza y qué se hace cada día
La Pasión de Cristo en Iztapalapa se celebra durante la Semana Santa, comenzando el Domingo de Ramos y concluyendo el Domingo de Resurrección. A continuación, se detalla el significado y las actividades principales de cada día en el marco de esta representación.
Domingo de Ramos: Marcando el inicio de la Semana Santa, se recuerda la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. En Iztapalapa, esto se conmemora con una procesión que simboliza la llegada de Jesús, acompañada por la bendición y distribución de palmas entre los fieles. Es un día de júbilo que anticipa los eventos sagrados que se sucederán.
Lunes, Martes y Miércoles Santos: Durante estos días, se llevan a cabo actividades de preparación espiritual y ensayos de los distintos episodios de la Pasión que serán representados en los días subsiguientes. Las jornadas están marcadas por un ambiente de recogimiento y reflexión.
Jueves Santo: Este día se conmemora la Última Cena de Jesús con sus discípulos, momento en el cual instauró el sacramento de la Eucaristía. En Iztapalapa, se realiza una representación de la Última Cena, seguida por el acto del lavatorio de pies, simbolizando el servicio y la humildad. La jornada concluye con la adoración del Santísimo Sacramento, recordando la oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní.
Viernes Santo: Es el día central de la Pasión en Iztapalapa y el más concurrido. Comienza con la representación del juicio ante Poncio Pilatos, seguido por las estaciones del Viacrucis, que recorre las principales calles del barrio hasta llegar al Cerro de la Estrella, donde se escenifica la crucifixión. Este día es de profundo recogimiento y emotividad, con miles de espectadores y penitentes que acompañan el recorrido.
Sábado Santo: También conocido como Sábado de Gloria, es un día de vigilias y oración, reflexionando sobre el sepulcro de Jesús. Aunque las actividades en Iztapalapa son más introspectivas y menos públicas, las familias suelen reunirse en espera de la celebración de la Resurrección.
Domingo de Resurrección: Este día se celebra la victoria de Jesús sobre la muerte, culminando la Semana Santa con un mensaje de esperanza y renovación. En Iztapalapa, el festejo incluye la representación del encuentro de Jesús resucitado con María y los discípulos, seguido por misas y celebraciones que reflejan la alegría de la Resurrección.
Cada uno de estos días juega un papel crucial en la narrativa de la Pasión de Cristo, permitiendo a los fieles y espectadores vivir de cerca los momentos más significativos de la última semana de Jesús, en un ambiente de fe, tradición y comunidad.