El presunto cabecilla del reconocido Cártel de Tláhuac, identificado como Miguel Ángel Pérez, ‘El Mickey’, habría ascendido en el mando de la organización criminal, aprovechando su posición para corromper a los guardias de seguridad del recinto educativo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Las indagatorias señalan que ‘El Mickey’, hijo de ‘El Ojos’, fundador del cártel, incrementó las ganancias de la organización hasta casi medio millón de pesos mensuales, consolidando su poder dentro de la estructura criminal y, a su vez, dentro del establecimiento educativo.
Este esquema de corrupción no solo involucró la complicidad de los guardias de seguridad, sino que también evidenció la penetrante influencia de los cárteles en estructuras formales e instituciones educativas en México.
“A decir del trabajo de la corporación federal, sus ganancias ascendían a casi medio millón de pesos mensuales, ‘El Mickey’ escaló en la estructura de su padre, y se apoderó del recinto educativo, poco a poco se acercó a los vigilantes de auxilio UNAM y les ofreció sobornos, una vez que la información sobre la infiltración del Cártel de Tláhuac en el recinto, se hizo pública, las investigaciones de la PGR, detallaron que a cada guardia le pagaban entre cinco mil y siete mil pesos mensuales”, se lee en el libro ‘Narcos de México’.
A cada uno de los guardias de Ciudad Universitaria se les paga entre cinco mil y siete mil pesos mensuales, a cambio de que pasaran alertas sobre la presencia de las autoridades, así como revelar nombres de quienes reportaran los casos de narcomenudeo en el plantel.
La infiltración del Cártel de Tláhuac en la UNAM salió a la luz pública, desencadenando una serie de investigaciones por parte de la desaparecida Procuraduría General de la República (PGR) que detallaron cómo el esquema de corrupción operaba bajo el mando de ‘El Mickey’.
De estos lugares de la UNAM se apoderó el Cártel de Tláhuac
A su llegada a la máxima casa de estudios de México, el Cártel de Tláhuac ya se había apoderado de zonas como el frontón, en las cercanías de las esculturas de Los Bigotes, en el auditorio Justo Sierra, en la explanada del Estadio y en la Facultad de Filosofía y Letras, donde tenía vendedores de sustancias ilícitas.
“En solo dos meses, el Cártel de Tláhuac ya se había apoderado de CU y tenía vendedores en el frontón, en las cercanías de las esculturas de Los Bigotes, en el auditorio Justo Sierra, en la explanada del Estadio y en la Facultad de Filosofía y Letras”.