La semana pasada la ciudad de Culiacán, en Sinaloa, se vio azotada por un “secuestro masivo” que comenzó el viernes 22 de marzo. En total fueron 66 personas privadas de su libertad, de las cuales 58 han sido liberadas y ocho permanecen sin ser localizadas hasta el momento.
Aunque se habló de un “secuestro”, nunca se pidió un suma de dinero a cambio del rescate, por lo que se presume que se trató de un “levantón” (término empleado para referirse a una privación de la libertad en la que no existe una negociación económica para liberar a la víctima).
De manera extraoficial se dio a conocer que estos hechos tenían que ver con la disputa que mantienen dos facciones del Cártel de Sinaloa: la de los Chapitos (liderada por los hijos de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán) y la que encabeza Aureliano Guzmán Loera, alias ‘El Guano’.
El posible involucramiento del Cártel de Sinaloa en este episodio violento generó dudas sobre el “código de ética” que maneja dicha organización del narcotráfico, toda vez que había decenas de menores de edad entre las 66 personas que fueron “levantadas”.
¿Hay un “código de ética” en el Cártel de Sinaloa?
En febrero de 2014, el periodista José Luis Montenegro se puso en contacto con Dámaso López Serrano, alias ‘El Mini Lic’, conocido por ser un destacado miembro del Cártel de Sinaloa, al grado de ser ahijado de ‘El Chapo’ Guzmán.
En aquella ocasión, Montenegro preguntó a ‘El Mini Lic’ —quien actualmente se encuentra en libertad condicionada en Estados Unidos— si había una especie de “código” dentro del Cártel de Sinaloa.
Aunque resulta difícil hablar sobre “ética” entre los grupos del narcotráfico, Montenegro se refería a los principios y/o reglas bajo las que se rigen sus integrantes, mismas que marcan las pautas de conducta sobre lo que se puede hacer y lo que no.
“No se mata a inocentes. El negocio sólo es tráfico. No existen extorsiones, ni secuestros. En la empresa nuestro dicho es: ‘Hay que ayudar al inocente y mancharnos con el corriente’. Nosotros sí nos sabemos respetar”, respondió ‘El Mini Lic, y aseguró que el Cártel de Sinaloa no se metía con menores de edad.
Sin embargo, del total de las personas que fueron privadas de su libertad en Culiacán la semana pasada, 22 eran menores de edad. Por ello, se presume que el Cártel de Sinaloa rompió con su código de no secuestros y no agresión a niños y niñas.
Lo anterior fue corroborado por Francisco Jiménez Reynoso, investigador de la Universidad de Guadalajara, quien en entrevista con Milenio señaló que el levantón masivo refleja una nueva faceta del Cártel de Sinaloa debido a los conflictos internos.
“Si en algo se podía distinguir a los cárteles en México era aquellos códigos de ética o reglas que tenían el Cártel de Sinaloa, donde se respetaba las familias, donde se respetaba a las mujeres y a los hijos”, comentó Reynoso al medio referido, y agregó que si había algún tipo de venganza, sólo quedaba entre “ellos” (los narcotraficantes).
Si bien en un principio se mencionó que el “levantón masivo” era por el conflicto entre los hijos de ‘El Chapo’ y su tío ‘El Guano’, posteriormente se difundió otra versión. Y es que en la mañana del martes 26 de marzo, en Culiacán se desplegaron varios narcomantas firmadas con las siglas “IAG”, en referencia a Iván Archivaldo Guzmán, líder de Los Chapitos.
Según el mensaje atribuido a Archivaldo, los hechos ocurridos en Culiacán tendrían que ver con una serie de robos a casas habitación que se reportaron en el estado. En ese sentido, se descartó una supuesta guerra en la entidad.
“Atención. No hay guerra en Sinaloa. Esto le va a pasar a todos los rateros de Sinaloa para que sientan lo que sienten las familias cuando se meten a robarle sus casas a invadir su privacidad. Aquí no se permite el robo, secuestro, extorsión, ni cobro de piso. Ya saben cuáles son los principios de la organización”, se lee en la narcomanta.
Aunque no se mencionó una disputa con la facción de ‘El Guano’, tampoco se deslindaron del “levantón masivo”, por lo que aún se sostiene que el Cártel de Sinaloa podría estar detrás de estos hechos.