La CDMX está atravesando momentos difíciles debido a la crisis hídrica por la escasez del líquido vital en el sistema Cutzamala, los constantes recortes a diferentes regiones de la metrópoli y del Estado de México, han aumentado las tensiones sociales, generando algunas huelgas para que la repartición del acuífero sea justa.
En el marco del día internacional del agua, la UNAM y la ONU, se han unido para lanzar un artículo en el que comparten una reflexión sobre lo que podría pasar en el futuro debido a las sequías extremas, planteando escenarios dónde podrían iniciarse guerras por tener acceso al agua.
En un mundo donde la escasez de agua se intensifica debido al cambio climático y el crecimiento poblacional, la necesidad de cooperación internacional para la gestión de este recurso vital se hace cada vez más imperativa. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha subrayado la urgencia de unir esfuerzos a nivel global para proteger y conservar el agua, enfatizando que la salud pública, la prosperidad, y los sistemas alimentarios y energéticos dependen de una gestión equitativa del ciclo hídrico.
Más de 3,000 millones de personas dependen del agua que fluye a través de fronteras nacionales, sin embargo, solo 24 países cuentan con acuerdos de cooperación para todos los recursos hídricos compartidos.
Manuel Perló Cohen, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales, destaca la relevancia de la propuesta de la ONU en el contexto actual, marcado por conflictos relacionados con el agua tanto a nivel interno como entre naciones. Según Perló Cohen, la prevención de futuros conflictos a través de la cooperación y la formulación de acuerdos es una oportunidad que no se debe desaprovechar. Esto implica considerar no solo los conflictos existentes, sino también aquellos potenciales, y abordar cómo se resolverán a través del diálogo y la negociación.
El especialista también enfatiza la importancia de analizar diversas dimensiones antes de firmar acuerdos hídricos, como la cantidad y calidad del agua disponible, su distribución, y el tratamiento post-uso. Cita como ejemplo los desafíos enfrentados por países que comparten la cuenca del río Nilo, donde decisiones como la construcción de una presa en Etiopía tienen impactos significativos aguas abajo.
México, por su parte, enfrenta sus propios desafíos en materia de gestión del agua, como se evidencia en el acuerdo de 1944 con Estados Unidos sobre la distribución del agua del Río Colorado, y la falta de un marco jurídico para regular el uso de los 26 acuíferos compartidos a lo largo de la frontera norte. Perló Cohen advierte sobre la necesidad urgente de abordar estos vacíos legales.
Para solucionar los problemas relacionados con el agua, se requiere de una gestión integral que incluya no solo la resolución de conflictos, sino también una mejor infraestructura y sistemas tarifarios que promuevan un uso racional del recurso. Esto es especialmente relevante en un contexto de extrema sequía, donde la mala gestión del agua puede exacerbar la situación.
Durante la administración de Arturo Montiel frente al gobierno del Estado de México ya hubo una “guerra por el agua”, cuando su gobierno decidió demandar en una corte internacional al gobierno de la CDMX para reparar los daños causados por la sobreexplotación del recurso hídrico.
Con información de la Gaceta UNAM Global y ONU