Este martes 19 de marzo el Pepsi Center WTC de la Ciudad de México se llenó de fuego con la presencia de Young Miko. Fueron casi 8 mil asistentes los que fueron testigo del crecimiento de una de las artistas boricuas que ha cambiado la fórmula del género urbano y que sobre todo ha logrado abrazar a un colectivo como ningún otro artista de reguetón lo ha sabido hacer.
Young Miko presentó en la capital su propuesta musical a tan sólo una semanas de que se publique oficialmente su primera producción discográfica. Antes de ello la cantante ha logrado forjar una base de fans bastante sólida con su carisma y energía musical y con colaboraciones muy importantes que la han colocado como uno de los pilares de la música boricua.
Con una puntualidad inusual, la cantante salió al escenario en una base que la elevó por encima del resto. Desde el principio la expectativa fue superada por su energía. Canciones como “Lisa”, “Riri” y “Big Booty” marcaron el inicio del camino hacia un espectáculo, quizás corto, pero conciso y nada falto de intensidad.
La prueba fueron sus fans, quienes entregados corearon todas y cada una de sus canciones. Desde “Besties” hasta “Amandita”, seguía “La Mini”, atravesando “Kilimanjaro”, hasta llegar a más intensas “8 AM” y “En esta boca”, la cantante exhibió una gama musical que pocos artistas logran explorar tan efectivamente.
“Estaba contando las horas para que llegara este momento... Qué energía tan cabrona hay aquí hoy en la casa... ”, confesó la cantante poco después de iniciar su show.
Sin embargo, más allá de la música, lo que realmente diferenció este concierto fueron los momentos de conexión entre Miko y sus fans. Por ejemplo, durante “Fina” y “Wiggi”, bajó del escenario para cantar rodeada de sus seguidores, Miko no sólo compartió su música, sino que también compartió su esencia, creando un ambiente de intimidad que trascendió el espectáculo.
Los carteles escritos por sus fans, fueron la oportunidad perfecta para que Young Miko coqueteara brevemente con sus fans. Los letreros contenían mensajes que ruborizaron en más de una ocasión a la cantante: “Qué bonito baila mi regalo de cumpleaños”, “Miko yo te enseño la lengua mexicana”, “Miko báilame o escúpeme cualquiera de las dos está bien”, o “A qué hora nos quedamos solas”, fueron algunos.
Como una intérprete abiertamente homosexual, Miko dejó en claro su compromiso con la representación y el apoyo al colectivo LGBT. Desde que salió al escenario su micrófono se mostró adornado con los colores del arcoíris. Y las luces, que emulaban la bander LGBT, no fueron meros detalles decorativos del espectáculo sino símbolos poderosos inclusión y diversidad que hicieron del espacio uno muy acogedor y seguro para el colectivo.
Desde luego los mejores momentos del concierto fueron aquellos que pusieron a brincar a los fans de una forma muy especial. Su música creadora de candela rebotó constante en las paredes del Pepsi Center WTC.
Canciones como “De pasajero”, “PRM”, “Vendetta” y “Colmillo”, ,desataron una ola de energía coronada por una lluvia de papelillos. Con “Bi”, “Cuando te toca”, “Dispo” y “Putero”, exploró temas de identidad y relaciones, mientras que “Tempo”, “Fina” y “Wiggi” destacaron su habilidad para hacer música que conecta con el público.
El tramo final de su concierto sin duda fue el subidón perfecto, con “ID”, “Chulo remix”, “Curita”, “Bzrp Session” y “Classy 101″, se vivió algo realmente memorable. Cada nota cantada y cada palabra rapeada no sólo sirvieron como testimonio de la habilidad de Miko en el escenario, sino también como recordatorio del poder unificador de la música reaccionaria y contracultural, como lo es el urbano.