Tenochtitlan fue la ciudad más importante que existió en Mesoamérica durante la época prehispánica. Y es que esta gran ciudad, que se encontraba en lo que ahora es la Ciudad de México (CDMX), fue la capital del imperio mexica, que fue la cultura más poderosa que existía en Mesoamérica cuando llegaron los españoles a lo que ahora se conoce como México.
Sin embargo, los mexicas no siempre estuvieron establecidos en el centro del país, pues en esta región llevaban unos 200 años, aproximadamente, cuando llegaron los europeos.
Los mexicas habrían llegado desde el norte de México, guiados por su Dios más importante, mismo que los habría guiado hasta Tenochtitlan, donde les pidió que se establecieran.
Según el sitio del Museo del Templo Mayor, el relato de una larga peregrinación fue conservado por los mexicas como parte de su tradición y origen. Así fundaron la gran Tenochtitlan, en el lago de Texcoco, guiados por su dios Huitzilopochtli.
Los mexicas salieron de una isla llamada Aztlán, por cuyo nombre también son conocidos como Aztecas, situada, posiblemente, en algún lugar remoto al norte de Tenochtitlan. Este hecho está documentado, en especial, en el códice conocido como la Tira de la Peregrinación, que es una tira de papel maguey que representa el viaje del pueblo desde su salida de Aztlán. Historiadores calculan que fue alrededor de los años 1150 y 1300 que los mexicas peregrinaron por diversos lugares hasta asentarse en los lagos del Valle de México.
Huitzilopochtli dijo a su pueblo que saliera de Aztlán y fueran a nuevas tierras, y les ordenó que dejaran de llamarse aztecas, pues desde ese momento serían todos mexicanos. Así es recreado en el Códice Aubin y el Códice Durán. Según el mito, Huitzilopochtli les ordenó que fundaran la ciudad donde estuviera un águila parada sobre un nopal devorando una serpiente.
Cómo fue el nacimiento de Huitzilopochtli
La narración mexica cuenta cómo Coatlicue, la deidad de la tierra, quedó inesperadamente encinta. Sus 400 hijos y su única hija Coyolxauhqui, planearon asesinarla al enterarse de su embarazo. Coatlicue, al enterarse de esto, huyó a un monte para refugiarse. Ahí dio a luz a Huitzilopochtli, quien nació adulto y con las armas de un guerrero. Cuando sus hermanos y hermanas llegaron, Huitzilopochtli se enfrentó a ellos para defender a su madre. Tras derrotarlos, convirtió a Coyolxauhqui en la luna y a sus hermanos en las estrellas.
Dicha explicación mitológica explica la existencia del día y la noche, pues cada que el sol levanta en el horizonte, vence las fuerzas nocturnas: la luna y las estrellas.