Gonzalo Araujo Payán, alias ‘El Chalo’, fue un reconocido sicario del Cártel de Sinaloa, que en los años 90 vivió su auge, al convertirse en un jefe de seguridad bajo el mando de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, además de tener gran influencia con las autoridades.
Pero el 13 de octubre de 2006, su carrera delictiva llegó al final, luego de que fue encontrado sin signos vitales dentro de su domicilio en Culiacán. Contaba con un impacto de bala en la cabeza, por lo que se cree que pudo ser un suicidio, aunque también hay versiones de que fue asesinado.
Las autoridades tenían identificado a Araujo Payán como una persona de oficio agricultor, de 48 años de edad, quien a su vez vivía en una casa de Infonavit, dejando de lado sus actividades criminales, pues gozaba de muchas influencias.
“Para las autoridades, el jefe de sicarios de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán (Chalo Araujo), era de ocupación agricultor, de 48 años de edad, residente de una casa de Infonavit, así se fue a la tumba, las mujeres que le rezaban el rosario el 15 de octubre del 2006, en el cementerio, tienen caras de rasgos suaves y benignos, relajados y abiertos, provocan calma al verlas retratadas, despidiendo al sicario, su tumba es de dos pisos, tiene vidrios polarizados y una imagen de Jesucristo de casi dos metros”, narró Diego Enrique Osorno en su libro ‘Bienvenido a Sinaloa’.
El hombre que fue identificado como agricultor, lo sepultaron el 15 de octubre del 2006, en Jardines del Humaya, uno de los cementerios más exclusivos de Culiacán, donde le mandaron a hacer una tumba de dos pisos, la cual contaba vidrios polarizados y una imagen de Jesucristo de casi dos metros de altura.
El día de su sepultura estaban varias mujeres rezándole el rosario, al verse con caras de paz, rasgos suaves y benignos, relajados y abiertos.
‘Chalo’ Araujo es señalado del asesinato de Chalino Sánchez
Por más de 30 años, se ha especulado que Gonzalo habría sido el responsable del asesinato del ‘Rey del Corrido’, Chalino Sánchez, debido a que había recibido una orden, la cual se vio obligado a obedecer, pero esta versión jamás se ha podido confirmar.
El suceso se registró el 16 de mayo de 1992 en la ciudad de Culiacán, luego de su presentación en el salón Buganvilias, a la cual llegaron sujetos armados y lo subieron a una camioneta.