La madrugada del 9 de febrero de 2019 aparentaba ser el final de una satisfactoria jornada de fiesta para la joven bailarina Atzin Molina Salinas. Horas antes había participado en el show del músico Jamsha en la Kaos Discotheque de Ecatepec y tenía planeado ir a un after con sus amigas.
Del antro en el Estado de México se trasladó al Bangkok Club en la colonia Roma. Después de convivir con sus amigas en medio de las luces y la música del lugar, Atzin les avisó que volvería a casa. Eran las 03:02 horas de esa fecha, según datos de su expediente citados por el periodista Antonio Nieto en su libro El cártel chilango.
Atzin iba a tomar un taxi en la entrada del Bangkok para regresar a su hogar, pero una de sus amigas le ofreció que su chofer la llevara para que su traslado fuera más seguro. Sin motivo aparente, el conductor cambió la ruta y dejó a la joven en el bar Cíngaro, de la Zona Rosa. Fue recibida con un abrazo por un hombre joven y, después de eso, desapareció.
Complexión delgada, tez morena clara, cara ovalada y 1.69 metros de estatura son algunos de los detalles que la entonces Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México incluyó en su ficha de búsqueda. A estos se añaden sus tatuajes de una flor en el brazo izquierdo, unas letras en la clavícula izquierda y una medusa que recorre su nuca y parte de su espalda.
La última vez que fue vista, Atzin Molina Salinas llevaba puesto un vestido azul marino de tirantes, chamarra de gabardina negra y tenis blancos.
Desde el momento de su desaparición, las principales sospechas apuntaron a La Unión Tepito, pues anteriormente Atzin había tenido un noviazgo con uno de los principales líderes: Eduardo Ramírez Tiburcio, alias ‘El Chori’.
Pese a su relación sentimental con este jefe criminal, detectives del caso y personal de la Fiscalía de la Ciudad de México han asegurado que Atzin no está involucrada en ningún hecho delictivo.
Testimonios de su madre compartidos con Antonio Nieto señalan que, una ocasión, Atzin y ‘El Chori’ viajaron juntos a Acapulco y tuvieron una discusión derivada de unos mensajes que él tenía con su expareja.
Aunque se habrían reconciliado, alguien le dijo al ‘Chori’ que “Atzin era de cuidado, que si se peleaban ella lo podría poner con los policías”. La joven se alejó de Ramírez Tiburcio, pero coincidió en varias ocasiones con miembros de La Unión Tepito debido a que frecuentaban los mismos bares.
Atzin Molina estudió teatro en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBAL) y, poco antes de su desaparición, había tomado clases de hip hop. El baile ha sido su pasión desde niña.
Se graduó en 2018 del Centro de Educación Artística Frida Kahlo e inició un curso de inglés como parte de su preparación para cumplir uno de sus más grandes sueños: estudiar actuación en Los Ángeles.
La noche del 8 de febrero de 2019, Atzin le mandó a su mamá una fotografía sobre el escenario en compañía con Jamsha y el resto de bailarinas. “Falta casi la mitad del show”, dijo la joven. “Aquí te espero para que me cuentes. ¡Te amo!” fue la última respuesta que recibió de su mamá en la conversación.
La desaparición de Atzin Molina es uno de los casos por los cuales la Fiscalía de la CDMX buscaba a ‘El Chori’. Después de años de seguimiento, este sujeto fue capturado el 18 de marzo de 2024 en el Ajusco, al sur de la capital.