Esta es la pirámide de la CDMX donde se efectuaba el importante ritual mexica del Fuego Nuevo

Aquí se llevaba a cabo una de las ceremonias más importantes de las culturas prehispánicas

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A pesar de su importancia esta zona arqueológica carece del cuidado y los resguardos de otras zonas (INAH)
A pesar de su importancia esta zona arqueológica carece del cuidado y los resguardos de otras zonas (INAH)

Aunque muchas veces pensamos que para ver pirámides tenemos que salir de la CDMX lo cierto es que en la capital existen muchos más sitios arqueológicos de lo que pensamos, muchos de los cuales son poco conocidos y no cuentan con los cuidados, la difusión y el resguardo que otras grandes zonas como Teotihuacán.

Sin embargo, estas zonas son de igual importancia y es vital que la población conozca su valor para que pueda buscar resguardarlas y conservar su riqueza histórica.

Tal es el caso de una pirámide que se encuentra en una zona que cuenta con mala fama entre los capitalinos. Y es que esta zona arqueológica se encuentra en el corazón de Iztapalapa, alcaldía que es percibida como insegura; sin embargo, esta parte de la ciudad es mucho más que eso, pues resguarda una gran cantidad de historia y cultura.

Prueba de esto es que, aunque pocos los sepan, alberga el recinto donde se llevaba a cabo la que posiblemente fuera la ceremonia más importante para diferentes pueblos prehispánicos: la ceremonia del Fuego Nuevo.

Ceremonia del Fuego Nuevo representada en un códice mexica (Códice Borbonicus)
Ceremonia del Fuego Nuevo representada en un códice mexica (Códice Borbonicus)

Y es que este rito tenía como finalidad mantener el equilibrio y el orden universal, simbolizando la armonía entre los humanos y su entorno a través de la renovación del tiempo y el sol.

Los participantes en esta ceremonia buscaban reafirmar el acuerdo divino que permitía la existencia del mundo, marcando así la continuidad del tiempo y el movimiento celestial, según señala información del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Dicha ceremonia se llevaba a cabo tan solo cada 52 años, por lo que únicamente se realizó en esta área en cuatro ocasiones en los años 1351, 1403, 1455 y 1507. La siguiente ceremonia por celebrarse cuando ocurrió la caída de Tenochtitlán.

Para saber más es importante mencionar que esta pirámide no estaba en cualquier punto de Iztapalapa, sino que se encontraba en la cima de un sitio que sí es conocido e incluso una estación lleva su nombre, el Cerro de la Estrella.

Esta zona arqueológica suele ser poco visitada (INAH)
Esta zona arqueológica suele ser poco visitada (INAH)

Y es que si bien el Cerro de la Estrella sí es conocido, por ser donde se realiza la tradicional Pasión de Cristo, muchos no saben que este lugar es importante más allá de la conocida representación de de Semana Santa.

Es debido al nombre de la ceremonia antes mencionada que el recinto recibe el nombre de Pirámide o Templo del Fuego Nuevo, el cual es un centro ceremonial con más de 500 años de antigüedad.

Además de los restos de la pirámide, en la zona también hay un pequeño museo donde puedes aprender más sobre la historia de este recinto así como observar diversas piezas arqueológicas halladas en el lugar durante su descubrimiento.

Cabe mencionar que además de ser el lugar donde se llevaba a cabo la ceremonia del Fuego Nuevo este basamento también tiene el título de la pirámide más alta de la Ciudad de México, pues se encuentra a 225 metros de altura, debido a que está localizado en la cima del cerro.

Visitar esta zona es una buena manera de mantener vivo su legado (INAH)
Visitar esta zona es una buena manera de mantener vivo su legado (INAH)

¿Qué es la ceremonia del Fuego Nuevo?

Cada 52 años, coincidiendo con la aparición de la lluvia de Pleyades o Tianquiztli, se realizaba en Tenochtitlán, la capital del imperio mexica, el ritual del Fuego Nuevo. Este acto simbolizaba el fin y el inicio de un nuevo ciclo, donde existía la posibilidad de que tanto la vida como el mundo concluyeran.

La ceremonia consistía en encender del Fuego Nuevo en el templo ubicado en el cerro, para lo cual era necesario un sacrificio humano, de cuyo pecho surgía el fuego renovado; una vez que se entregaba el corazón como ofrenda a los dioses, se encendían cuatro atados de carrizo con 52 varas.

Posteriormente los cuatro sacerdotes, quienes representaban los puntos cardinales, bajaban el fuego del cerro y lo empezaba a repartir por los calmécac y los templos; después todas las gentes podían ir por la flama para encender las hogueras de sus casas y así es como se volvía a iluminar la Cuenca, de acuerdo con información del Gobierno de la Ciudad de México.

Durante el ritual se empleaban instrumentos musicales como el teponaztli, el atabal, la chirimía y el caracol. El sitio donde se celebraba este importante evento consistía en un conjunto arquitectónico que incluía una pirámide, una plaza y una terraza que servían como el centro ceremonial, configurando un espacio sagrado y ancestral.

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