Su nombre es Guadalupe Martínez, su partido el Pacto Social de Integración (PSI), y sus aspiraciones políticas apuntan a la presidencia municipal de Quecholac, Puebla, a pesar de ser la hija de un presunto líder huachicolero de la región.

Ante los medios de comunicación, el líder del PSI, Carlos Navaro Corro, defendió la postulación de Guadalupe Martínez y recalcó que cumple con los requisitos necesarios para ser la presidenta municipal de Quecholac, sin importar los presuntos lazos de su padre con el crimen organizado.

Respecto a la candidatura de Guadalupe Martínez, ella y su padre presumieron el pasado 13 de marzo su registro ante el Instituto Electoral del Estado de Puebla como candidata a la presidencia municipal de Quecholac, de donde son originarios.

En sus redes sociales, el “influencer” con 111 mil seguidores en Facebook ha compartido varias imágenes de su hija entre comentarios de agradecimiento al pueblo y críticas para los “envidiosos que están desvelándose porque mi brillo les lastima”.

En plena pandemia de Covid-19 “El Toñín” llenó su camioneta con costales de verduras y salió a repartirla entre la población, una actividad que continúa realizando hasta la fecha, a pesar de estar señalado como uno de los principales generadores de violencia en el llamado Triángulo Rojo del huachicol.

En algunas de sus grabaciones aparecen elementos de la policía municipal y auxiliar del estado quienes agradecen los donativos que el también agricultor realiza de manera recurrente y que desde 2020 el entonces gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, calificó como “intereses políticos”.

Lo que no sabía Miguel Barbosa es que desde ese momento “El Toñín” comenzó, desde sus redes sociales, a catapultar la figura de su hija para que la familia Martínez Fuentes regrese a la presidencia municipal; sin olvidar que su tío José Alejandro también estuvo preso un año y medio por el delito de ejercicio indebido de funciones públicas y contra el funcionamiento del sistema de seguridad pública.

Durante el gobierno de Enrique Peña Nieto se consideró a “El Toñín” como uno de los objetivos prioritarios, motivo por el cual la Secretaría de Marina y la Fiscalía de Puebla lo detuvieron en 2017. A pesar de acusarlo de ser uno de los líderes del huachicoleo en el Triángulo Rojo, lo dejaron en libertad por falta de pruebas.

A “el Toñín” también se le vincula con el tiroteo entre militares y huachicoleros ocurrido en mayo de 2017 en la comunidad de Palmarito Tochapan y que dejó como saldo a 10 personas muertas: el 3 de mayo de ese año una llamada anónima alertó a las autoridades sobre la presencia de una toma clandestina en el poliducto Minatitlán-México que atraviesa el municipio de Quecholac.

Los agentes del orden fueron recibidos a balazos por huachicoleros que se cubrían con mujeres y niños -según la versión oficial-: el saldo fue de seis civiles muertos ,entre ellos una mujer y un menor, y cuatro militares abatidos.

A tres años del caso de Palmarito Tochapan “El Toñín” se descubrió el rostro y comenzó con su vida de agricultor e “influencer” al tiempo que promovía la imagen de su hija, quien tiene fuertes aspiraciones a la presidencia municipal de Quecholac, pues a su padre lo consideran un “líder social” y “amigo del pueblo”.