Luego de que Miguel Ángel Félix Gallardo se trasladara de Mazatlán a Guadalajara en 1987, sostuvo una charla por medio de intermediarios con el entonces subdirector de la Policía Judicial Federal (PJF), Guillermo González Calderoni, donde le hizo una peculiar solicitud.
El capo sinaloense tenía planeado presentarse ante las autoridades para declarar sobre el caso del agente de la Administración de Control de Drogas (DEA), pero antes le dijo al funcionario federal que no molestara a su familia, quienes llegaron junto con él a la capital jalisciense, pero ellos vivía en otro domicilio.
“Por esos días Guillermo González Calderoni, quien era subdirector de la Policía Judicial Federal y luego sería director de la División de Investigación contra el narcotráfico, tenía comunicación con Félix Gallardo, a través de intermediarios, mediante ellos, al llegar a Guadalajara, el capo sinaloense le pidió al policía que no molestara a su familia, según escribe el capo en sus diarios”, se lee en el libro ‘Bienvenido a Sinaloa’ de Diego Enrique Osorno.
Félix Gallardo jamás tenía contacto directo con el agente federal, pues antes de ello se comunicaba con un intermediario, quien le pasaba la información para después agendar una cita, en alguno de sus domicilios.
Miguel Ángel Félix Gallardo pensaba declarar amparado
‘El Jefe de Jefes’ viajó a Mazatlán para declarar por el asesinato de Enrique Camarena, ocurrido el 7 de febrero de 1985, pero hasta 1987 decidió presentarse, a lo cual le dijeron que se esperara, pues se vivía un clima intenso por las elecciones presidenciales, en las que Cuauhtémoc Cárdenas despuntaba.
A Félix Gallardo le prometió a su abogado que lo iba a amparar para que no fuera aprehendido, sin embargo, esto jamás ocurrió, pues el 9 de abril de 1989, fue capturado en casa de ‘Bobby’ Ramos, su secretario particular e intermediario para el diálogo con las autoridades.
“Miguel Félix Gallardo se fue de Mazatlán en marzo de 1987, llegó a Guadalajara junto con su esposa y sus hijos, aunque ellos vivían en una casa y él en otra, el abogado Fernando Martínez Inclán, lo asesoraba para presentarse en el juzgado cuarto de distrito, a fin de declarar en torno al asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena, ocurrido el 7 de febrero de ese año, se sentía un intenso ambiente electoral en el país, Cuauhtémoc Cárdenas despuntaba en la elección presidencial frente a Carlos Salinas de Gortari”, se lee en la obra de Osorno.