Esta es la droga que se usaba como moneda de cambio en Michoacán en los años 50

Desde mediados del siglo XX se registraron los primeros indicios de la presencia del narcotráfico en el estado

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Un agente de la extinta Policía Federal destruye plantíos de droga en la sierra. 

Crédito: Cuartoscuro
Un agente de la extinta Policía Federal destruye plantíos de droga en la sierra. Crédito: Cuartoscuro

Durante la segunda mitad del siglo XX, la región de Tierra Caliente, en Michoacán, se convirtió en la opción preferida de los narcotraficantes para hacer crecer sus negocios ilícitos después de la cacería que las autoridades encabezaron en el norte del país.

Fue para esa época que familias como la de los Valencia, quienes después le darían origen al Cártel del Milenio, se consolidaron como referentes en el cultivo y trasiego de drogas hacia Estados Unidos.

Poco a poco, las autoridades estatales se percataron de que algunos cultivos de maíz y frijol eran sustituidos por plantíos de enervantes.

Acorde con informes militares citados por Enrique Guerra Manzo en su libro Territorios Violentos en México: el caso de tierra Caliente, Michoacán, la proliferación de estos plantíos llegó a tal punto que los sembradores del “habían convertido tales actividades en el trabajo normal de algunas regiones del sur de Michoacán”.

Para la producción de marihuana, por ejemplo, el Ejército descubrió que no sólo tenían campos a cielo abierto, sino que resguardaban cultivos dentro de sus casas e incluso plantaban esta hierba en macetas.

Las investigaciones encabezadas por el general Salvador Rangel Medina detallaron que los pobladores dedicados a estas labores operaban con tanta libertad que la goma de opio —es decir, la amapola o ‘adormidera’— llegó a utilizarse incluso como moneda de cambio para “numerosas operaciones mercantiles”.

El cultivo de amapola era una actividad de gran interés para traficantes de Michoacán. (Cuartoscuro)
El cultivo de amapola era una actividad de gran interés para traficantes de Michoacán. (Cuartoscuro)

Para principios de la década de 1960, luego de tres años de constantes operativos, el general Rangel presumió en un boletín que habían logrado erradicar el cultivo amapolero en el sur de Michoacán.

“Los habitantes de las regiones afectadas se han convencido ya de las consecuencias negativas que trae para sus intereses la producción de enervantes [pues sólo favorece a] unos cuantos y la miseria y la cárcel para muchos, aparte de inestables hechos de sangre originados en venganzas de sembradores y traficantes”, expone el comunicado retomado por Guerra Manzo.

Pese a los esfuerzos de las fuerzas federales, grupos como el clan de los Valencia tuvieron un notorio incremento en sus operaciones gracias al apoyo de narcotraficantes de Sinaloa, incluyendo a Ernesto ‘Don Neto’ Fonseca.

Con el paso del tiempo, el control del territorio de Michoacán se volvió un asunto prioritario para los cárteles, lo cual generó violentas disputas que se mantienen hasta la fecha.

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