Durante una de sus intervenciones en la firma del Compromiso Nacional por la Paz, la candidata opositora a la Presidencia, Xóchitl Gálvez, rindió homenaje a varios sacerdotes de la comunidad jesuita que han perdido la vida en años recientes.
Entre ellos, recordó al padre jesuita Francisco Chávez Acosta, con quien trabajó durante su colaboración con la Fundación Tarahumara José A. Llaguno.
El Padre Pancho, como era conocido, trabajó durante más de 20 años de cerca con las comunidades indígenas de la Sierra Tarahumara. Además de prestar sus servicios eclesiásticos, era el piloto de la avioneta que la fundación tenía en su poder.
En abril de 2001, durante una de sus giras de trabajo por la región como titular de la Oficina para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, la comitiva de Gálvez solicitó una avioneta privada para transportarla por la sierra, pero la aeronave nunca llegó.
Ante esta situación, el padre Chávez Acosta se ofreció a llevarla en la avioneta de la fundación. El sacerdote le pedía a Gálvez que no se angustiara y que confiara en que llegarían con bien a su destino. “Yo veía que la avioneta estaba sostenida por dos alambres y el espejo con masking [tape], ¿cómo no me iba a preocupar si se movía eso tremendamente?”, dijo la hoy candidata a la Presidencia.
En respuesta, el Padre Pancho le dijo “Si con esta no llegamos al cielo o al infierno, seguramente llegamos a Chihuahua”.
Pese a la preocupación de Xóchitl Gálvez, pudieron llegar a la sierra. “Pancho me abrazó y me dijo ‘Estoy seguro que vas a hacer algo por la Tarahumara’”, recordó ella en el evento organizado por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
Francisco Chávez abordó la avioneta en la ciudad de Chihuahua para viajar de regreso a Norogachi, pero no logró completar el viaje. “Antes de llegar a Norogachi, la avioneta se estrelló antes de llegar a la pista de aterrizaje en esa región”, informó Víctor González, entonces vocero de la Procuraduría General de Justicia de Chihuahua.
Acorde con los reportes oficiales, la avioneta sufrió una falla en el motor que provocó su desplome. Lamentablemente, el Padre Pancho murió en el lugar.
“Hombre de la serranía, cercano al pueblo y a las necesidades de los indígenas, abierto, el Padre Pancho deja con su muerte una pérdida irreparable para la Diócesis”, fueron las palabras que compartió el párroco jesuita de Guachochi, Javier Ávila, al lamentar su deceso.