La Torre del Caballito, oficialmente conocida como Edificio Reforma 10, se encuentra ubicada en Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México. Esta torre es notable por albergar una de las esculturas urbanas más emblemáticas de la ciudad: “El Caballito” de Sebastián, cuyo nombre oficial es “Equestrian”.
La afamada escultura fue inaugurada en 1992 y reemplazó a una estatua ecuestre de Carlos IV de España, conocida popularmente como “El Caballito”, considerada una de las obras maestras del arte virreinal en México. Inaugurada en 1803, originalmente estaba situada en la Plaza Mayor (hoy Plaza de la Constitución o Zócalo), pero a lo largo de su historia fue trasladada en varias ocasiones. En 1979, fue reubicada a la Plaza Manuel Tolsá, donde permanece hasta la fecha.
La segunda y más contemporánea obra, originalmente llamada como “Cabeza de caballo” pero conocida popularmente como “El Caballito” es una escultura abstracta de color amarilla y fue creada por el artista mexicano Sebastián (Enrique Carbajal González).
Esta obra está situada en la entrada de la Torre del Caballito en Paseo de la Reforma. Con una altura aproximada de 28 metros, representa una interpretación moderna de la figura de un jinete y su caballo. La escultura es notable por su diseño audaz y se ha convertido en uno de los íconos urbanos de la Ciudad de México.
Ambas esculturas, aunque pertenecen a épocas y estilos artísticos muy diferentes, comparten el cariño y la admiración de los habitantes de la ciudad y de quienes la visitan, siendo elementos significativos en el paisaje cultural y urbano de la capital.
La rotonda que rodea la escultura conocida popularmente como “El Caballito” de Sebastián, situada en el Paseo de la Reforma de la Ciudad de México, tiene una relevancia histórica particular, ya que es la séptima de las glorietas al viajar desde el oeste hacia el este a lo largo de este importante boulevard. Esta glorieta es de hecho anterior al Paseo de la Reforma por más de una década, siendo mencionada por primera vez en 1852 como rotonda sobre Bucareli, al sur.
Su secreto
La escultura conocida como “El Caballito” de Sebastián, más allá de ser un destacado punto de referencia artístico en el Paseo de la Reforma, fue construida con un propósito funcional adicional sumamente específico que lo transforma en sus entrañas.
La obra, encargada por los propietarios de la Torre El Caballito, fue diseñada para cumplir con requisitos particulares que incluían una altura de 28 metros y 10 de diámetros, con la capacidad de actuar como un respiradero para los humos de una alcantarilla situada debajo del edificio.
Fabricada con placas de acero recubiertas de un esmalte de acrílico amarillo brillante, la estatua logra sus objetivos no solo funcionales sino también estéticos, consolidándose como un ícono urbano.
El encargo de Max Hadad, propietario del edificio conocido como “El Caballito”, tenía el propósito de reemplazar simbólicamente la estatua ecuestre de Carlos IV y al mismo tiempo solucionar el problema de ventilación de los humos provenientes del sistema de drenaje profundo de una ciudad en expansión.
Sebastián, en una entrevista, comentó sobre la problemática de los olores desagradables provenientes del drenaje y cómo la altura de la escultura contribuye significativamente a minimizar la percepción y agresividad de estos vapores, mejorando así la experiencia de quienes transitan por la zona.
En resumen, los respiraderos de drenaje son componentes críticos de cualquier sistema de alcantarillado, contribuyendo a su correcto funcionamiento, minimizando los riesgos para la salud pública y el medio ambiente, y mejorando la calidad de vida en áreas urbanas. La integración de estos elementos en obras de arte público como la escultura “El Caballito” de Sebastián en la Ciudad de México es un ejemplo innovador de cómo la funcionalidad urbana y el arte pueden combinarse de manera efectiva.
Un caballo sin jinete
Enrique Carbajal González, más conocido en el mundo artístico como Sebastián y creador de esta icónica escultura, nació en Chihuahua. La obra de Sebastián muestra una conexión con el norte de México, reflejada en el uso característico de acero y el mantenimiento de un aire desértico. Su trabajo se ha convertido en una de las expresiones más reconocibles de las artes visuales en México desde la segunda mitad del siglo XX.
Las obras de Sebastián suelen ser monumentales, modernas y directas, adornando los horizontes de numerosas ciudades mexicanas con esculturas que generalmente son abstracciones monocromáticas inspiradas en formas naturales. Entre sus obras más cercanas a la Ciudad de México se encuentran “Coyote Hambriento”, ubicada en Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México, cuyo título hace alusión a la traducción del nombre Nezahualcóyotl, y “La Fluorita Roja” en el campus de la UAM Azcapotzalco.
La obra de Sebastián, aunque generalmente controversial de manera bastante inofensiva, representa una postura única frente al pasado y la historia. “El Caballito”, un caballo sin jinete, se distingue por evitar representaciones de conquista o dominación, optando en lugar de ello por una aproximación respetuosa y corregida a las idolatrías pasadas.
Sebastián ha mencionado seguir el sentido olmeca de la proporción, enfocándose en el tamaño y la forma de la cabeza del caballo, lo que resulta en una pieza sorprendente que ha envejecido excepcionalmente bien a lo largo de casi cuatro décadas.