Años antes de que se consiguiera el inédito acuerdo de paz entre cárteles que operan en Guerrero, como La Familia Michoacana, Los Tlacos y Los Ardillos, el padre Filiberto Velázquez, director del Centro de Derechos ‘Minerva Bello’, ya tenía conocimiento de quiénes eran los cabecillas de cada grupo criminal.
“No es tan difícil encontrarlos”, reconoció el sacerdote en entrevista para Infobae México. Debido a que tienen una vida en los pueblos, es común que estos personajes confluyan con autoridades civiles en distintos entornos, incluyendo misas y otros eventos religiosos. “Así es como uno los conoce, en cuestiones ordinarias”, agregó Velázquez.
Al igual que otros representantes de la Iglesia en Guerrero, el ‘Padre Fili’, como se hace llamar, fue una parte fundamental para que los líderes criminales llegaran a la momentánea tregua después de meses llenos de violencia en Tierra Caliente, el centro y el norte del estado.
En sus propias palabras, el líder de uno de los grupos se acercó a él para solicitarle que fuera un enlace de comunicación con el jefe delictivo contrario.
“Me han pedido que yo sea quien le pida a la otra parte poderse comunicar, simplemente ha sido un trabajo de mediación, una cuestión de abrir canales de comunicación. Ya en cuestiones de negociación puntual no me corresponde”, detalló el entrevistado.
No obstante, su integración y la de otros obispos en el proceso de pacificación trajo consigo una enorme estigmatización desde ciertos sectores de la sociedad civil al difundirse la sospecha de posibles intereses vinculados a grupos criminales.
“Hemos sido cuestionados, estigmatizados, discriminados como si tuviéramos pacto con el crimen organizado”, dijo el ‘Padre Fili’ en referencia a él y el equipo de trabajo que lo acompaña como parte del Centro ‘Minerva Bello’.
“Yo creo que eso debe de quitarse de las conversaciones, porque nuestro trabajo tiene que ver con la pacificación [...] Incluso si estuviéramos hablando de grupos de terrorismo, siempre hay terceras partes involucradas en un acuerdo”, expuso.
“Nosotros somos eso simplemente, terceras partes que estamos apoyando un acuerdo que tiene como finalidad un beneficio a la sociedad, sin ningún interés o pacto personal”, añadió el sacerdote en la conversación con este medio.